EL PRESIDENTE, DANTE Y ALFARO

*“O estás conmigo o estás con nuestros enemigos”, frase de George Bush, que adoptó ahora el presidente AMLO: “Se está con la cuarta transformación o en contra”. Camelot.

EL PRESIDENTE, DANTE Y ALFARO

Como si fuera una tercia que podría matar un póker, así aparecieron en esta semana de Coronavirus, tres personajes que son relevantes y picudos políticos, uno trabaja como presidente de la República, AMLO, el otro, Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, donde el tequila y su valentía, y el último es senador, Dante Delgado Rannauro, y fue gobernador interino de Veracruz nomás 4 años, por la gracia de Fernando Gutiérrez Barrios. Un buen gobernador. El presidente y Alfaro tiraron unos rounds de sombra, en el noticiero de Ciro Gómez Leyva (Televisa no lo publicó esa noche), el gobernador jalisciense acusó al presidente y a su sequito de seguidores de Morena y a los sótanos del Palacio (tradúzcase la Polevsky), de irle a armar un pancho por la muerte de un albañil, a quienes unos policías municipales liquidaron, como el caso de Estados Unidos, que levantó polvareda. Alfaro, chucha cuerera, no fue lejos por vislumbrar quiénes le habían enviado a esos revoltosos vándalos a quemarle las puertas de palacio y hacer diabluras y media, cuando detuvieron a algunos dijeron no ser de allí y que los habían llevado con su clásica torta y chesco y una lana. El presidente reviró en gira del sur, dijo que Alfaro debió ser más cuidadoso al acusar a su persona, que él no se mete en esos argüendes, más o menos así. Para que no quedara dudas del bloque opositor, porque el país está dividido entre los hunos y los hotros, por parafrasear a Unamuno, seis gobernadores fueron a Jalisco, no solo a echarse un tequila, a acuerpar al gobernador para que el país viera que estaban divididos, pero en defensa de ese jalisciense. El país está dividido. Uno solo debe abrir el tuiter para conocer y ver la maldad en toda la extensión de la palabra, terminas irradiando fuego, luego hay que irse a lavar la cabeza con agua muy fría para no tomar partido. Así los trae el presidente, dividiendo a la nación entre los buenos (ellos) y los malos (los otros), como Unamuno en aquella frase que se grabó en la historia de la humanidad, la de los Hunos y los Hotros, cuando España se dividía en dos, como ahora México: “Entre los unos y los otros- o mejor lo hunos y los hotros- están ensangrentando, desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo España. Entre marxistas y fascistas, entre los hunos y los hotros, van a dejar a España inválida de espíritu”. Así nosotros.

LA CARTA DE DANTE

El que brincó al otro día de ese affaire, fue Dante Delgado Rannauro, le tiró una carta kilométrica al presidente, que dio hueva leerla toda, pero más o menos la tituló: “Andrés Manuel: Quien siembra vientos recoge tempestades”, y lo fue enjuiciando poco a poco en esa carta que no era de Eufemia, hasta decirle el huevo y quien lo puso, todo en defensa de Enrique Alfaro, que fue candidato de MC, el partido de Dante a ese gobierno de Jalisco. La carta es larguísima, Dante conoce muy bien a López Obrador, con él y de la mano caminó todo Veracruz, los 212 municipios y allí le fue recordando esas incansables caminatas y cruce de ríos y pangas, porque Dante sí conocía Veracruz en toda su extensión, como lo conocían Fidel Herrera Beltrán y Miguel Ángel Yunes Linares, los tres gobernadores en este estado. En algún lado hubo un distanciamiento, Dante caminaba casi seguro de que sería el candidato a este gobierno, donde llegó Cuitláhuac, pero las cosas no se dieron. Una vivencia cordobesa, escribe Dante: “En Córdoba me pediste visitar a mi madre y le dijiste: “¿Pero qué necesidad tiene su hijo de seguir acompañándome?”. Recuerdo cuando me preguntaste cuál era mi mayor aprendizaje de haber estado en la cárcel. Te respondí: “Valorar amigos, conocer amigos y hacer nuevos amigos. Cómo ahora tú, después del fraude electoral”. Me respondiste: “Tienes razón, ya no están los mismos de antes”.

Receló de él AMLO, un viejo lobo de mar que, donde ve competencia, la hace a un lado. Nada le costaba haberlo impulsado y hoy estaría gobernando Veracruz, para bien del estado. Pero en fin, esos son los dichosos ‘hubiera’ que, aunque dicen que no existen, sí existen.

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