*De Ferrán Adriá, el mejor chef del mundo: “La manera más sana de comer, es comer de todo”. Camelot
EN EL RESTAURANTE QUE COSAS SUCEDEN
Suelo ir al bello puerto de Veracruz, entre Boca del Río y el Puerto me la vivo yendo a comer en sus afamados y buenos restaurantes, de todo tipo. Doña Amada, en la Isla del Amor, donde nos atiende el mesero Gustavo, un buen amigo. El Gaucho de Siles, El Llagar del hotel Punta Azul, los italianos y los de carnes de las tres plazas: Américas, El Dorado y Andamar. Uno de brasileños, en la rotonda del hotel Lois, donde una vez nos ocurrió un incidente, sucede que una empleada muy mona, pasó al final de la comida y nos ofreció un Baylis de la casa. Como en mi pueblo uno entiende que las de la casa son de cortesía, pues nanáis, cuando llegó la cuenta nos metieron la faca por 70 pesotes cada trago, por poco pido como José Alfredo Jiménez: ‘Que sirvan otra vez la del estribo, ahorita ya no sé si tengo fe’. Cuando llamé al gerente, dijo que era la de la casa porque a ese Baylis algo le preparaban, le respondí que solo que le echaran la bendición. Desde ese día, cuando me dicen la de la casa, les digo nones. Cada semana discurrimos ir a comer a cada uno. Hemos encontrado en la mayoría buena cocina, lo mismo en los muy afamados, que en las casi fondas. Los chamorritos del Kuinito, de doña Guadalupe, de Costa Azul 114, que compro para llevar. Comimos no hace mucho en Los Farolitos, que está frente a la Parroquia de 14 mil años y se come riquísimo, sazón casero, como si me cocinara Martha, mi cocinera favorita, que hace una fabada y un cocido madrileño como el de los españoles de La Bola en Madrid, la de la calle de La Bola. Cuento esto porque leí al escritor Héctor Aguilar Camín, que le ocurrió un incidente muy parecido a uno que nos tocó. Sucede que en plaza Dorado abrieron un afamado restaurante de carnes, de los de franquicia perrona, rico como pocos. Llegamos un sábado y donde nos sentaron la música atarantaba. Llamé al gerente y le dije si podía bajarle un poco a ese volumen que, además, parecía música de tortura, como dijo un preso que en Veracruz lo torturaban con música de Maluma. Me dijo que era imposible, que la franquicia no les permitía bajar esos decibeles. Y ni hablar, lo dejamos con su franquicia perrona y su mesa vacía y sus decibeles altos, claro, estaban llenos, ni nos extrañaron. Nos fuimos como Luis Miguel, dimos la media vuelta y a buscar otro sitio. Hay restaurantes que es imposible platicar. Ese es uno de ellos en Boca del Río.
LA HISTORIA DE SIEMPRE (CAPUFE)
La historia lleva un tiempo largo de quebrantos. Hace cuatro años en la zona de la mugre autopista de Capufe, comenzaron, en tiempos del corrupto rey del socavón, Gerardo Ruiz Esparza, a encementar el tramo de Córdoba a dónde alcanzara, pasando por Rancho Trejo. Fueron cuatro años de espera, de incomodidades, de asaltos, de alcances, de muertes y los funcionarios de SCT, como si nada. Peña Nieto y Ruiz Esparza vivían su vida loca con tramos de trenes sin terminar y socavones por todos lados. Hubo días que la espera era de cuatro a ocho horas. Ni ambulancias pasaban. Hubo un par de casos que gente allí murió. Y había que aguantar. Ahora los de la 4T están como aquellos, o peor, sucede que en el tramo de Orizaba a Veracruz, que este escribiente lo recorre una vez por semana, ya comenzaron de nuevo con los atascos, y en la de Fortín, donde hay un inútil de gerente, las demoras son eternas y la de Cuitláhuac, el mismo sábado, demoré 30 minutos en pasar. Tiene remedio y solución, envié tuiters al secretario Jiménez Espriú y al presidente AMLO para que le dé permiso y se venga en el ADO (claro, corre el riesgo que lo asalten en la bajada de Esperanza) y componga esta mugre. Lo subí a mi Facebook y me contactó Luis C. Montesinos, hombre preocupado, que dirige la asociación de las Altas Montañas del turismo en Orizaba y, me asegura que el góber Cuitláhuac va a gestionar una reunión con Jiménez Espriú con todos ellos. Veremos, hasta no ver no creer, diría Minga. Una vez el gobernador, en la euforia de su triunfo, aquí mismo y está grabado, se comprometió a que desaparecía la mugre caseta de Fortín, que le diéramos un año, ya lleva seis meses, vale, te esperamos otro seis más, aunque lo dudo porque genera 4 millones de pesos diarios y este gobierno está quebrado. Hay varias soluciones, si no la quieren quitar que le pongan seis casetas de cada lado, si la quitan, los 32 pesos que cuesta el paso lo pueden prorratear entre la caseta de Esperanza y Cuitláhuac, y a la de Cuitláhuac hay que ponerle seis casetas de cada lado, no que una pinchona obra de remodelar una caseta que un tráiler se llevó, los tiene desde hace dos meses trabajando como albañiles chafas. Y a uno, esperando.