¿Los narcos dan de comer?, ¡lavan dinero eh!, ¿y qué?
Se les castiga o se les premia, ¿cuándo los detienen,
o se amafian con el sistema y siguen en su papel…$$$$?
No todos son endinos, dijera aquel. tampoco son unos santos.
Más bien son implacables, con el traicionero e infiel.
La mafia, aunque perversa, ¡tiene sus reglas, también!
El que se mete con ellos, tiene que profesar, entrega, trabajo,
y se inmisericorde, ¡con lo que ordene el jefe, si no quiere
morir también! ¡no tentarse el corazón, es una de sus
posiciones!
La mafia no acepta cobardes, corazones de pollo, ni soplones,
¡por su bien!
Aunque la mafia,-a veces es humana-con la gente que se
muere de hambre, de cobijo, de miseria y de una palabra de
aliento, aunque usted no lo crea. Muchos tienen buenos
sentimientos! Pues en política y-o de narcos, -quizá, a usted le
ha tocado un billetillo, un paraguas, -por citar algo-un
dinerillo, ¡que mucho le sirvió a usted!
Esto no es para espantarse, ni señalar a quien usted cree. Es
solo una reflexión de lo observado en nuestro país, en el
extranjero y que en el lugar más recóndito de un pueblo
miserable, que ha arrastrado su miseria, en funestos
arrabales, donde –indígenas- mueren en la miseria, mientras
que otros gozan, -excesos y aberraciones-, sin exponerse su
piel-; en el país corrupto, que nos heredó: ¡Hernán Cortes!
Todos tenemos derecho a vivir en la medianía, que dijo Benito
Juárez, ¿pero dígame usted? ¿ha visto esto o solo es
¿Palabrería?
como lo que a la postre, solo ha sido letra muerta, por los
siglos y de los siglos, amen.
No nos hagamos, -tontitos-. El narco ha permeado, al
campesino, al empleado, al funcionario, y quizá hasta al
lucifer, pues los malos-, ¿y qué le parece a usted?: ¡estar en la troje – un
día, cual gusano- y no comer!., sería una tontería!
Así que mucho cuidado, con lo que le venden o expenden a
usted, pues le queda poca vida, si falla el vendedor y si lo
consume usted. ¡lo que va a padecer!, – ¡no le cuento! – sabido y
explicado por científicos: la droga barata y sintética, ¡lo va
a destruir, cuando menos lo piense usted! Y el que por su
gusto muere, ¡hasta la muerte le sabe!, aunque sea en el mas
allá, pero al fin, ¿si eso es lo que usted quería?, ¡pues, muy
bien!.
¡Contra advertencia no hay engaño! Usted posee un albedrio,
Que para bien o para mal, aunque este usted atado, su
Libertad, solo el todopoderoso, ¡lo puede coartar.!
Leovigilda Cabrera Contreras.
05 marzo 2007