CGE, FGE y Orfis… autonomía y experiencia

CGE, FGE y Orfis… autonomía y experiencia

Salvador Muñoz

 

Uno quisiera darle el beneficio de la duda a Leslie Garibo Puga, y justo a punto estaba de hacerlo, cuando no se puede evitar recordar que la Contralora no deja de ser empleada del Gobierno estatal y por ende, a alguien le debe lealtad.

Es posible que tenga razón en cuanto a que el subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, no sea primo de Cuitláhuac García Jiménez, si blande de manera simple la falacia de que no llevan los mismos apellidos y si atiende a lo que marca la Ley… por lo que allí no cabe que el padre de Eleazar, don Julio Guerrero Durán sea primo hermano de Atanasio García Durán (papá de CUic), y por ende, entonces, el funcionario de Finanzas y el ejecutivo, sean parientes, quizás no en primer grado, pero sí en segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, secundaria, prepa, ¡y carrera!

Ahora pues, démosle el beneficio de la duda a Leslie y aceptemos que no hay nepotismo… ¿y qué tal Conflicto de Interés?

Al final, no se puede culpar a Garibo Puga porque ella cumple una función como empleada del Gobierno del Estado: proteger sus intereses… Eso pasa cuando hay subordinación y no autonomía.

Hay que recordar que a principios de año, Bingen Rementería Molina presentó una iniciativa para que la Contraloría General del Estado asumiera tal facultad, en aras de hacer su trabajo, así de simple.

Y es que esa garantía, la de ser Autónomo, le da un matiz diferente al quehacer tanto político como a la supervisión de las finanzas públicas, si no, volteemos a ver a una Fiscalía General del Estado, a un Sistema Estatal Anticorrupción o un Orfis.

Por cierto, a pocos meses de que se renueve o reelija al titular del Órgano de Fiscalización Superior en Veracruz, el término “Autonomía” debe ser considerado de vital importancia para evitar esos “nepotismos políticos” como el que adjudican a Jorge Winckler Ortiz con el sobrenombre de “Fiscal Carnal” por ser ubicado como posición del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares… o más reciente: el mismo caso de Eleazar Guerrero, “el subsecretario carnal”… o “subsecretario primo”.

Hay que tomar en consideración las palabras de Juan Javier Gómez Cazarín y el doble filo que llevan: no está de acuerdo en la reelección de Lorenzo Antonio Portilla Vázquez bajo el argumento de que se debe renovar el Orfis… es una contradicción cuando los diputados tienen la misma facultad que el titular del órgano fiscalizador de reelegirse… o peor aún: ¿acaso el Congreso local, con mayoría Morena, ya recibió línea para un potencial candidato que acaba de dejar un cargo? Algo así para que la cuña apriete…

Si bien la renovación no deja de ser mala, hay que tomar en cuenta lo que la Cuarta Transformación en Veracruz nos ha dado con ella: improvisación, inexperiencia y desatinos. No imagino en serio, un Orfis en manos de un subordinado al Poder Ejecutivo.

El ejemplo de Leslie Garibo en la Contraloría General del Estado así como el de Jorge Winckler en la Fiscalía General del Estado, nos hablan de la importancia de los contrapesos que deben tener en estos momentos tanto nuestros poderes como diversos órganos, entre ellos el Orfis… Veracruz creo que no está para experimentos de Cuarta… si está visto que el Orfis ya hizo su chamba en el gobierno de Javier Duarte en coordinación con la Auditoría Superior de la Federación; si está haciendo su chamba ahora con el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, en un momento dado sería comprensible que al gobierno de Cuitláhuac y al Congreso no les agrade un auditor que está visto, no ve colores, siglas ni apellidos… ¡y más si es autónomo!

 

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