MC, la oposición real

Sin tacto

 

MC, la oposición real

 

Por Sergio González Levet

 

Dentro de las ocurrencias corrientes que los asesores de comunicación de Morena quieren hacer pasar como corriente de pensamiento, el empecinamiento en sembrar la idea de que en México no hay una oposición real a la Cuarta Transformación persiste cada que se presenta una crisis, que ahora surgen en cascada prácticamente todos los días.

Más que una táctica de comunicación, eso de presentar a sus opositores como desaparecidos parece un grito desesperado de gobiernos cuatroteístas de los tres niveles (federal, estatal y municipal), que de esa manera exhiben el pavor que le tienen a la pérdida de poder y sobre todo a sus consecuencias previsiblemente carcelarias.

Las malas conciencias y las plumas compradas insisten en que el movimiento morenista terminó por hacer desaparecer a la oposición y que ahora se yergue como la única alternativa para conquistar y ejercer el poder en México.

Consideran los intelectuales inorgánicos de López Obrador, frente a los intelectuales orgánicos de la oposición, que las corrientes opositoras a su movimiento populista están desaparecidas para siempre -quisieran- y que las únicas tensiones y confrontaciones se presentan al interior de la Cuarta Transformación y de los gobiernos emanados de ella.

Ven al PRI como un partido en vías de extinción, preocupado por mantener los pocos lugares de representación que le quedan y los escasísimos espacios de representación popular, y dedicado exclusivamente en repetir consignas cada vez más vacías en contra de las acciones de Gobierno.

En ese orden de ideas, el PAN está demasiado entretenido en su relanzamiento y olvida ejercer su importante función de contrapeso, que se ha quedado en la mera denuncia mediática.

Cuando Luis Carbonell de la Hoz tomó posesión del cargo de coordinador estatal de Movimiento Ciudadano en Veracruz, insistió en continuar al pie de la letra la política que había instaurado Dante Delgado Rannauro de ir solos en los comicios, y dio cátedra de su capacidad de convocatoria al integrar en un tiempo récord las planillas de los 212 ayuntamientos. Pero no sólo eso, consiguió el líder estatal registrar candidatos competitivos, que se unieron y trabajaron a una para que MC hiciera la chica y se convirtiera en la segunda opción electoral de Veracruz, con cerca de 600 mil votos ciudadanos.

Mientras el partido oficial perdía un 20 por ciento de la votación, lo que representa un millón de votos menos entre las elecciones de 2024 y 2025, los abanderados naranjas consiguieron duplicar el piso de votación que habían obtenido en elecciones locales y ahora se encaminan a dar una gran batalla electoral en los comicios legislativos de 2027, en los municipales de 2029 y en la gran guerra en pos de la gubernatura en 2030.

Luis Carbonell ha demostrado con hechos y con resultados que en Veracruz sí existe una oposición férrea al régimen, representada por el movimiento naranja, que va por recoger sus mejores frutos en las elecciones venideras.

 

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