EL ROL POR VERACRUZ.

Los caminos de la vida, a veces no son como lo esperaba. Camelot.
EL ROL POR VERACRUZ.
De vez en cuando rolo por Veracruz en un viaje de pisa y corre, a comer con los cuenqueños y mi hermano Enrique y Rico José Luis, el amigo que no es rico y el biógrafo suplente terrablanquense, Fernando Pavón. La autopista de ida Orizaba-Veracruz está perfecta, pero el regreso hay que andar a las vivas, el GPS nos avisó que tenía un retraso de una hora por una fila de reparación y nos desviamos por La Tinaja, donde la carretera la tiene el gobierno del estado en peores condiciones que las tenía el inútil de Cuitláhuac García, es decir, bien jodidas, pero ni hablar hay que ir capoteando esa vía. Las comunicaciones y las carreteras, cuando son de primera, sirven para nuevos negocios y nuevas inversiones. Un ejemplo, está tan amolada esa parte de la Y Griega de La Tinaja, la entrada al sur del país, que una gasolinera y un restaurante de muchos años desaparecieron del mapa, allí se desayunaba rico y se cargaba gasolina. Ya no hay nada, solo un tramo de terracería donde los choferes de tráileres acampan. Veracruz debe ser el estado con las peores carreteras del país, sin duda. Y no se ve por dónde le metan mano. Otro ejemplo, llegando de la autopista de Córdoba, cuando vas a tomar el rumbo a Veracruz, ese tramo pequeño está lleno de baches ¿qué le costaría al titular de la Secretaria de Comunicaciones, mandar un chalán y con una cubeta y chapopote tapar los hoyos? Ayer se dieron un llegue tráiler y una revolcadora y un auto, porque uno de ellos libró un bache tipo socavón, allí por la Honda. Culpa de este gobierno, no lo duden.
DON JUSTO CAFÉ
Llegamos a la cita con los cuenqueños al café Don Justo-Plaza Américas, la charla de moda era Ciro y por qué  no lo pudo matar ya saben quién. Llegué a Sanborns y al empleado le pedí el libro que no tenía en exhibición, me dijo tengo seis en la bodega, le dije sácalos manito, que es el libro de mayor venta en el país y tú los tienes guardados, compré dos y convide con los amigos del café Don Justo, donde una jovencita llamada Lizbeth nos atendió muy bien, para que le subas el sueldo buen Manolo. Ese es café coatepecano jalapeño de primera. Luego de unos buenos chismes y cómo era tiempo de hambre, nos fuimos al Akelare de Tuero Molina, uno español porque a Pavón se le antojó una fabada, misma que no le sirvieron, porque se les olvidó, pero se comió una Morcilla de arroz de Burgos y nosotros una lengua a la veracruzana, cara pero buena. Aquelarre es una reunión nocturna de supuestas brujas y brujos con rituales y prácticas mágicas (Eso éramos ayer), a menudo asociada con la figura del demonio, en especial el macho cabrío, aunque también se usaba históricamente en un contexto de persecución. Allí saludamos al notario Olamendi y al paisano Jorge Delgado, cuyo pariente fue dueño del Cine Margo de Tierra Blanca, historia para otro día.