LOS EPIGRAFES Y TEXTOS GUARDADOS 

*Con atentos saludos al Doctor Hugo López Gatell. De Johan Swift: “Para trepar se adopta la misma posición que para arrastrarse”. Camelot. 

 

LOS EPIGRAFES Y TEXTOS GUARDADOS 

 

CITA EN SAMARRA 

 

Había en Bagdad un mercader que envió a su criado al mercado a comprar provisiones, y al rato el criado regresó pálido y tembloroso y dijo: “señor, cuando estaba en la plaza del mercado una mujer me hizo muecas entre la multitud y cuando me volví pude ver que era la Muerte. Me miró y me hizo un gesto de amenaza; por eso quiero que me prestes tu caballo para irme de la ciudad y escapar a mi sino. Me iré para Samarra y allí la Muerte no me encontrará. El mercader le prestó su caballo y el sirviente montó en él y le clavó las espuelas en los flancos huyendo a todo galope. Después el mercader se fue para la plaza y vio entre la muchedumbre a la Muerte, a quien le preguntó: ¿Por qué amenazaste a mi criado cuando lo viste esta mañana? No fue un gesto de amenaza, le contestó, sino un impulso de sorpresa. Me asombró verlo aquí en Bagdad, porque tengo una cita con él esta noche en Samarra”. 

 

DE LA BIBLIA (RAUL DEL POZO) 

 

Mientras los animales no se rebelen en la granja, no ocurrirá nada. En las historias antiguas y en los libros sagrados las bestias hablaban. En la Biblia, la serpiente fascina a Eva con el Árbol del Bien y del Mal. También habla la burra de Balaam y los palos se convierten en serpientes. En la vida real, a excepción del loro que habla al oído del pirata, de los grajos que se posan en los hombros de los balleneros, los animales no hablan. El hombre es el único homínido que se comunicaba con mímica y gruñidos, aserraba el aire y decía: «Ugh». 

 

SHAKESPEARE VICTORIA 

 

Esta última victoria fue celebrada por Shakespeare en su obra Enrique V. La arenga del rey a sus soldados antes de la batalla es una de las invenciones más memorables que el escritor ha aportado a la creación del mito de la inglesidad. “Nosotros pocos, nosotros felices pocos; nosotros, una banda de hermanos. Porque el que hoy derrame su sangre conmigo, será mi hermano… Y los gentilhombres, ahora en la cama en Inglaterra, se creerán malditos por no haber estado aquí”. 

 

MUERTE: Muerte en el olvido 

(Ángel González) 

 

Yo sé que existo porque tú me imaginas. Soy alto porque tú me crees alto, y limpio porque tú me miras con buenos ojos, con mirada limpia. Tu pensamiento me hace inteligente, y en tu sencilla ternura, yo soy también sencillo y bondadoso. Pero si tú me olvidas quedaré muerto sin que nadie lo sepa. Verán viva mi carne, pero será otro hombre—oscuro, torpe, malo— el que la habita… 

 

DE ANDRE MALRAUX 

Y el discurso con el que abrió la campaña electoral, luego de la renuncia de De Gaulle a la presidencia, con esa frase profética: “Qué extraña época, dirán de la nuestra, los historiadores del futuro, en que la derecha no era la derecha, la izquierda no era la izquierda, y el centro no estaba en el medio”. 

 

UNA DE MARUJA TORRES 

 

‘Desde que entré en el mundo laboral aprendí a distinguir a los rastreros. Son esa gente que halaga a quien tiene por encima y se orina en los que tiene por abajo. En la primera situación, el rastrero pierde toda dignidad, hace la pelota, se contradice, llevado por los nervios — ¿Habré doblado la cerviz lo suficiente?—, pero en la segunda no vacila. No le tiembla el pulso’. 

 

DE ROSA MONTERO 

  

Como en el cuento del mercader árabe que entró en una ciudad un día de mercado y le dio a un mendigo dos monedas de cobre. Al irse, horas más tarde, se lo volvió a cruzar, y le preguntó qué había hecho con el dinero. Y el hombre contestó: “Con una moneda compré un pan, para tener con qué vivir, y con la otra una rosa, para tener por qué vivir”. Pues eso. 

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