PAN, EL TESORO PERDIDO
Salvador Muñoz
Los Políticos
Si el PAN en Veracruz fuera una serie, sería cómico-trágica, amenazando con una sola temporada no por el “bu” de los espectadores, sino por la desesperación de los propios militantes porque ya se acabe. Pero no, aquí seguimos todos viendo cómo cada semana cambian al protagonista, reviven al villano, matan al héroe y vuelven a matar al héroe porque, bueno, se trata de ratings (no “reitins”; “ratins” de “ratones”).
Ahora resulta que Miguel Hermida, quien todavía ni desempaca su traje de regidor para estrenarlo el 1 de enero de 2026, estaba mejor como tesorero estatal. Sí, cómo no. Entre las compras del súper para la cena de Año Nuevo y la ceremonia de cabildo, seguramente poco o nada quiere saber de la tesorería en la que estuvo bajita la tenaza, como un año, hasta que Mizraim Castelán lo tumbó hace menos de un mes.
Sólo en el PAN de Veracruz pasan estas coreografías de salón donde todos bailan, pero nadie sabe qué canción suena. Y mientras tanto, Mizraim Castelán, a quien reinstalaron en noviembre, apenas acomodaba los lápices en el cajón… y ¡pácatelas!, le cae la voladora antes de que hiciera el mes… ya lo removieron y bajo serias observaciones que rayan en el desfalco de las finanzas del partido.
Parece que en el PAN alguien confundió “nueva imagen” con “nueva versión beta”, porque esto se está cayendo como app de gobierno el día del informe. Dicen que el PAN quiere renovarse para recuperar votos. Y ahora preocuparse porque también tendrían que recuperar los pesos perdidos, porque entre “quítate tú pa’ ponerme yo”, demandas internas y resoluciones que se contradicen más que candidato en debate, la tesorería parece más una ruleta rusa que una oficina. Y vaya ironía: un partido que pide orden a Nahle no puede ordenar sus finanzas…
A estas alturas, el PAN veracruzano está peleado con los votos, con los pesos, con sus militantes, con sus liderazgos, con su suerte y probablemente con su reflejo en el espejo.
El público observa y, como siempre, nadie entiende si todo esto es estrategia, accidente o un experimento sociológico fallido. Lo único claro es que mientras Hermida prepara su silla en el Ayuntamiento porteño y Mizraim recoge sus cosas en menos de un mes para salir por la puerta de atrás, el mensaje es el mismo de siempre: el PAN de Veracruz sigue siendo experto en penales tipo Chicharito. Justo cuando intentaban presumir que venían “más unidos y renovados”, se les cae el telón y se asoman los mismos de siempre, ahora con una tesorería tan revolcada como la moral electoral del partido. Cada quien está muy ocupado queriendo ser el dueño del botín… perdón, del balón. Y al final, lo que menos parece es proyecto. Así que sí: panorama desolador, repitiendo vicios viejos con caras nuevas y promesas recicladas. A ver si algún día descubren que ganar elecciones es más fácil cuando dejas de pelearte contigo mismo. Pero no hay prisa. Total, ya están acostumbrados a perder… como el Cruz Azul…


























