Ningún jugador es tan bueno como todos juntos (Di Stéfano)
ECOS DEL SORTEO MUNDIALISTA
Allá andaban todos, tapándose del frio de 2 grados bajo cero en Washington, frio de esos que calan, pero el calor llegaba al Kennedy Center, un sitio para la cultura y las artes, que abrió sus puertas en 1971 como un homenaje y Memorial a JFK, el presidente abatido en Dallas. Renta de 8 millones de dólares, para ese evento, por si lo quieren alquilar, al pie del rio Potomac y cerquita del hotel Watergate, que quedó marcado en la historia como el hotel donde hicieron pillerías la gente de Richard Nixon, que le costó renunciar a la presidencia.
El Centro Kennedy representa una sociedad de carácter tanto privado como público, ya que es a la vez el memorial de la nación al presidente Kennedy (y por ello recibe ayuda federal cada año para el mantenimiento y la operación del edificio como una instalación federal bajo el control del Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos) y es un centro para la representación de las artes con iniciativas educativas y de gran alcance. Estas iniciativas se pagan en su mayoría con la venta de tiques y con donaciones de particulares, empresas y fundaciones privadas.
EL MUNDO UNIDO POR UN BALON
Pues allí andaba todo el mundo del futbol, desde los dos presidentes y un primer ministro, cuyos países serán sedes del Mundial el año que viene allá por junio a la misma hora.
Los cronistas comenzaron a alegrar el ambiente, cuando dan a México como calificado en 2026 al vencer a Corea y Sudáfrica, y al tercero que le pondrán.
Cuidado, no vaya a ocurrir como en Argentina 1978 con tres derrotas en el grupo B y una goleada de 6-0 de Alemania, entrenados por José Antonio Roca, cuando quedamos en el último lugar. Porque decíamos: ‘A Polonia y Túnez les ganamos y con Alemania, empatamos”. Los tres nos dieron una paliza.
Ese día quizá también jugamos como nunca y perdimos como siempre. Vaya usted a saber qué demonios pasó.
Pues muchas fotos relucieron, la belleza de la veracruzana paisana, Salma Hayek, embajadora de FIFA ante el mundo, otra del Vasco Aguirre con Carlo Ancelotti, buenos amigos desde que Aguirre dirigía al Atlético y el otro al Real Madrid.
Los picudos allí andaban, los federativos y la gente del gobierno, incluyendo a Clara Brugada, que fue burla en los memes al lado de Infantino.
Fiesta para el mundo en el evento que más millones ve, aquel que Trump ya quiere cambiar el nombre del deporte de ellos, del futbol americano porque, dice con razón, que futbol significa bola golpeada por el pie: Wikipedia “Juego entre dos equipos de once jugadores cada uno, cuyo objetivo es hacer entrar en la portería contraria un balón que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos, salvo por el portero en su área de meta”.
Fue la fiesta de Trump, le llevaron al grupo de YMCA que toca su rola de campaña y se puso a bailar desde la tribuna con la sonrisa de Sheinbaum y el primer ministro de Canadá.
El futbol es arte, pasión y engaño, dijo alguna vez el Flaco Menotti.



























