REVOCACIÓN… DE SALVA
Salvador Muñoz
Los Políticos
La revocación de mandato en manos del partido en el Poder, es un instrumento “democrático” pero con balas de salva…
La revocación de mandato en manos de la Oposición, no pasará de ser un chiste, una vacilada, o una falta de respeto, dicen por ahí, por el Palacio de Enríquez.
El partido en el poder lo puso en bandeja de plata para la oposición, pero sólo para que lo vea… no lo use…
La revocación de mandato no pasa de ser un juguetito democrático que promete darle poder al pueblo pero termina guardado en el mismo cajón donde el Gobierno tiene los pendientes que no piensa resolver: justo entre “transparencia” y “rendición de cuentas”… si no, pregúntenle a Cuicas y su Cuenta Pública 2024.
En teoría, es el mecanismo por el cual los ciudadanos podrían decirle a su gobernante: “¡Ya estuvo! ¡Muchas gracias! ¡Hasta aquí!”. En la práctica, es como pedirle a un gato que legisle sobre los derechos de los ratones.
El presidente de la Jucopo, el Profe Bautista, dice que hay una “obsesión mediática” por el tema. Tiene razón: cómo no obsesionarse con una herramienta que, bien aplicada, podría ser el despertador de una clase política que vive en eterna siesta.
La gobernadora, mientras tanto, ni suda ni se acongoja. Dice que fue elegida hasta 2030, como si el sufragio fuera contrato blindado y no mandato condicionado. Para ella, la revocación de mandato está más cerca del 2027, cuando Veracruz ya sea una postal del progreso. Es como esperar de una película de terror un final feliz, sabiendo que puede haber segunda parte.
Y aquí entra Change.org, ese altar digital donde los ciudadanos rezan porque el sistema funcione. Una petición reciente exige al Congreso de Veracruz que legisle la dichosa figura de revocación. Y es que, aunque el Tribunal Electoral ya le ordenó hacerlo, los diputados locales han sido tan obedientes como un gato frente a una escoba. Desde abril de 2025, la sentencia duerme el sueño de los justos en algún cajón, probablemente junto al acta de nacimiento de la honestidad republicana.
El peticionario, con una fe que merece monumento, volvió a tocar la puerta en septiembre. Y el Congreso respondió con la elegancia de siempre: “Ya se la pasamos al secretario”.
Mientras tanto, Change.org se convierte en el confesionario digital del ciudadano frustrado. Ahí se llora, se pide, se suplica… y nada pasa. Como diría la versión política de la leyenda la Llorona: “Ay, mis firmas! Ay, mis peticiones! Ay, mis ilusiones!”.
Así que sí, la revocación de mandato es “democrática”, pero en Veracruz parece más bien una bala de salva. Y mientras tanto, Rocío Nahle sigue su camino, imperturbable, segura de que nadie la revocará… salvo, quizá, su re-vocación de servicio para asegurar que tiene cuerda hasta el 2030.
Porque en Veracruz, las instituciones no se revocan, y el pueblo, entre ironías y “Change.orgs”, sigue esperando el milagro de una firma.























