Olvidar a los pobres es una forma de corrupción social / Comunicados Dominicales

Cualquier comunidad o autoridad encerrada en el poder y olvidada de los más pobres perjudica y empobrece a la sociedad en vez de ayudarla.

 

No se puede engendrar auténtico desarrollo integral sin un genuino interés por los más necesitados de México y Veracruz. Es imposible ayudar a mejorar la vida de los más pobres si uno no está dispuesto a desvivirse por ellos. Nadie contribuye a un mundo más justo y humano viviendo apegado al influyentismo o al clientelismo. Nadie trabaja seriamente por la justicia y el bienestar si no está dispuesto a asumir los riesgos y rechazos, los conflictos y persecución que sufrió Jesucristo.

 

Siempre va a existir la tentación de tratar de evitar los sufrimientos y problemas por vivir los ideales de la justicia y la paz social. La cultura del bienestar empuja a cualquier ciudadano organizarse de la manera más cómoda y placentera posible, pues este modo de vida es el ideal supremo de muchas personas y sociedades; sin embargo, hay sufrimientos y renuncias que es necesario asumir si de verdad uno desea que la propia vida sea fecunda y creativa en beneficio de los demás. El hedonismo no es una fuerza movilizadora, la obsesión por el propio bienestar empequeñece a las personas y a las sociedades en las tareas para la construcción constante del bien común y el auténtico desarrollo integral.

 

Poco a poco uno se acostumbra a vivir con los ojos cerrados ante el sufrimiento de los demás. Esta forma de vida se impone en ciudadanos y autoridades, pues parece ser lo más inteligente y sensato para vivir felices. Vivir y pensar de este modo es un error. Seguramente se podrán evitar algunos problemas y sinsabores, pero el bienestar y confort serán cada vez más vacíos y estériles. El genuino desarrollo integral para México y Veracruz requiere necesariamente de austeridad y honestidad en el manejo de los abundantes recursos de todos los mexicanos.

 

Pbro. Juan Beristain de los Santos