Y LLEGO EL DESTAPE 

*Cuando no puedas cambiar la dirección del viento, ajusta tus velas. Camelot. 

 

Y LLEGO EL DESTAPE 

 

Mañana de martes. El equipo de Cheko Gutiérrez Luna convocaba a lidiar con valor, a la sociedad civil, a empresarios, agricultores, dueños de medios y uno que otro colado que por ahí se metía, como Mbappe entre rivales. El evento era en el Salón Madrid de la veracruzana calle Habaneras, muy cerca de dónde como en El Farolito, con los tres cuenqueños. Pues allí me tenéis llegando, había una mesa de recepción, una lista de invitados, Citlalli me atendió y me guiaba a mi mesa, pero le dije que prefería ver los toros desde la barrera, como decía Lara: ‘No cambio por un trono mi barrera de sol’, allá andaba porque de atrás, decía Truman Capote cuando hacia reportajes, desde atrás todo se ve mejor (no es albur). En la puerta me encontré a Luis E. Domínguez, director de El Buen Tono Córdoba y Orizaba. Saludé y platiqué con mi amiga Viridiana Bretón Feito, una excelente exalcaldesa de Ixhuatlán del Café, periodista, también. Ahí pajareábamos porque faltaba tiempo para que iniciara la Cumbre de Dos. Cheko ya había aparecido en camisa verde, alguien me preguntó el por qué, me imagino que por su alianza con los verdes, tiraba su spitch. El calor afuera pegaba con dureza, andaba cerca de los 30, aunque había una brisita jarocha. Dentro, el Cheko como pastor de iglesia gringa arengaba a la gente. Se sometía a preguntas y respuestas. Los conocía por su nombre, primera norma de un político. Gente de todo el estado, se identificaban del norte y del sur, del centro, ni se diga. Había expresidentes municipales de otros partidos. La ‘Chekomania’ crecía entre los suyos. No era un acto de Morena, llevaba todo el estilo de los actos antiguos. Tampoco había matracas, aunque sí porras. Aún no llegaba el Destape. 

 

EL SECRETARIO EN SU DESTAPE 

 

Llegó el invitado especial, Adán Augusto López, la gente ya se había comido sus taquitos  y unos tentempiés y sus chescos, en mesas circulares bien puestas. Las chicas atendían a todo mundo. El ‘hermano del presidente’, tabasqueño como él, entró tumbando caña, como entran los quarter back (Corebak) en el americano o los tenistas tipo Rafa Nadal. Los aplausos llegaban, el poder de Bucareli ha crecido y se ha afianzado, el segundo en el organigrama presidencial y el hombre a quien más confianza tiene el presidente AMLO, ha tomado, momentáneamente, la FGR ante la enfermedad del titular, porque esa línea defensiva del campo hay que cuidarla. En su típica guayabera saludó a la raza. Los gritos comenzaron, por un lado ¡Presidente!, por el otro: ¡Gobernador!, era una dupla triunfadora, como si se unieran Cristiano y Messi, aunque jueguen en equipos diferentes, estos no, son ambos de la 4T y van con toda su vertiente y fuerza política. Levantó la mano a Gutiérrez Luna y comenzaron los reconocimientos y elogios: “Sergio tiene futuro, se van a topar con pared los que se oponen a él”. Lo llamó el “Primer abogado de Veracruz”, no porque fuera a litigar, sino porque sabe qué silla quieren para gobernar. En las preguntas, muchos se quejaban de este gobierno inútil, así lo dijo uno. Adán Augusto proseguía: “Trabajar de la mano con Sergio es trabajar de la mano con el presidente de la República”. El destape en todo su esplendor. Cuando la gente coreaba y gritaba: ‘¡Gobernador!, el secretario respondió a bote pronto: “Si el pueblo se amacha, que así sea”. Era una fiesta de la Chekomania. Unas 500 personas atiborraban ese salón, había caras conocidas de gente que militaba en otros partidos y hoy se están sumando a esa fuerza política. Alguien por allí, conocedor de la misma, dijo: “Le han clavado otro clavo en el ataúd de la Nahle”. Y la otra frase: ‘Se van a topar con la pared’, retumbó fuerte ya saben dónde y ya saben a quién. Es el futuro y el relevo generacional, dijo el  segundo en el mando del país. Veremos si los vientos llevan por buen camino a ese destino y los barcos se deslizan en mares en calma, porque ya lo dijo el sabio Kamalucas, un filósofo de mi pueblo: ‘No hay buen viento para quien no tiene buen puerto’. Aquí, al parecer, si lo hay. 

Eso fue lo que vi, eso fue lo que sentí, eso fue lo que aquí narro. Uno ve muchas cosas, es verdad, pero como decía el poeta León Felipe: ‘Digo tan solo lo que he visto’.  Luego, me fui a comer con los tres cuenqueños a las espadas, el brasileño restaurante que está cerca del hotel Lois y de ahí a emprender la retirada y lidiar con la mugre autopista de Capufe: Cara, mala y retardada. 

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