El enfrentamiento, otro, que habría entre Dorheny y Anilú

Prácticamente todos los presidentes cuidaron no adelantar la sucesión porque, entre otras cosas, exponían de más a su favorito y sabían que el proceso podía salírseles de sus manos provocando revueltas.

Sin embargo el actual, sabiéndose popular, practicante de la política mexicana como pocos, con colaboradores más leales que eficaces y teniendo a la oposición en la lona, decidió adelantarla.

Lo habría hecho así porque estaba consciente que su corcholata número uno no tenía el empaque para ser la candidata presidencial en 2024 y había que darla a conocer en todo el país, colocarla a la altura de los otros interesados y hasta ponerla por encima de ellos.

Mientras tanto López Obrador fue practicando ese nuevo estilo en las gubernaturas. En ese lapso el ejemplo más claro de cómo puede imponer dejando atrás los cánones, es el de Guerrero, pero ahora vemos que sí hay consecuencias a lo decidido por el Presidente.

Observamos cómo se han venido atacando entre ellos, llevándose la peor parte la favorita y, lo más significativo, cómo uno de los colaboradores cercanos, Ricardo Mejía, no aceptó la decisión de que no fuera candidato a gobernador, insubordinándose. Ya lo hizo uno, ¿quién sigue?

Por ese tipo de acciones sería el jalón que hubo, para ordenarles que el piso debe ser parejo para todos…aunque vean que en realidad no es así pues sigue habiendo favorita.

La orden, que ya se había dado para algunos estados, como Veracruz, ha surtido efecto… por ahora.

Aquí es notorio que los mariachis callaron. Patrocinio, Gómez Cazarín, Zenyazen y otros han dejado de moverse públicamente, aunque su corazón aún lata aceleradamente no solo para lograr la candidatura al Senado o a alguna diputación, sino incluso todavía por la gubernatura.

Todo puede cambiar, dicen, así que siguen en la lucha, aunque ya de otra forma y, por decir algo, ya no se promueven hasta por lo más mínimo y el secretario de Gobierno, por decir otra cosa, ha dejado de insultar al diputado Sergio Gutiérrez.

Además, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, ha dejado de venir a Veracruz con el menor pretexto.

Por cierto que la que se promueve y es promovida de otra manera a sus compañeros de gabinete es la secretaria del Trabajo, Dorheny García, quien sería parte de la fórmula de Morena al Senado, si los factores de decisión le favorecen al gobernador Cuitláhuac García.

De ser así, apúntelo desde ahora, podría haber un enfrentamiento por el escaño entre Dorheny y la actual diputada local por el PRI, Anilú Ingram, quien si en las encuestas a modo es relegada, como sucede con otros, porque así conviene a algunos, eso no significa que no tenga una amplia presencia por todo el estado.

Anilú, dos veces diputada –ya presidió el Congreso local-, delegada de la Sedesol, con una amplia carrera en medios de comunicación y reconocida hasta por destacados operadores de Morena, es sabido que está en lo suyo y cuando otros quieran moverse para ser tomados en cuenta, se darán cuenta que los ha dejado lejos.

No hay muchas cartas fuertes en la oposición y las pocas que hay deberán ser bien aprovechadas.