HABLEMOS DE TENIS  

*De Rafa Nadal: “Nadie se acuerda de las victorias, sólo de las derrotas”. Camelot. 

 

HABLEMOS DE TENIS  

 

Cada que hay un torneo de tenis, como ahora, me desvelo y vivo apasionado porque los juegos son en horarios diferentes, ahora estoy viendo el Abierto de Australia, donde han caído dos sembrados, el número uno, Rafael Nadal, que perdió ante un chamaco americano con apellido de hamburguesa, McDonald’s, y el sembrado dos, Casper Rudd, que otro americano, chamaco de 20 años lo hizo morder el polvo. Le llaman ‘La maldición de Netflix’, porque apenas la plataforma estrenó la serie de tenis ‘Break Point’, donde son eliminados muchos favoritos. También cayó un tercer sembrado, y las sorpresas son mayúsculas. Llegan los jóvenes, la nueva generación, aunque Djocovik se ve imbatible. Habría que desvelarse para ver casi a la una de la mañana esa derrota de Casper Rudd. La otra fue la de Nadal, que ante la conferencia de prensa su esposa lloró cuando le escuchó decir: “Estoy destrozado”. Y me remonto y escribo un poco de tenis, porque hace años con un amigo, Octavio Rodríguez Pasquel Bravo, nos dio por jugar el tenis en Orizaba en las canchas del campo ADO. No éramos muy buenos, pero éramos constantes. Y le dábamos vuelo a la hilacha, dirían en mi pueblo, donde me acordé también que en Tierra Blanca había un médico chingón, el doctor Alfonso Arcos Herrera, que también tuvo un hijo médico, ya fallecidos ambos, un buen doctor que dirigió el hospital privado de Tierra Blanca, propiedad de otro buen amigo, Nichi, Baldomero Pedro Kuri, que era bueno para el futbol y hoy es un próspero empresario en Ciudad de México.  

 

EN TIERRA BLANCA 

 

Hablo con Tomás Ramón, para cruzar información. En el pueblo, que no tiene mar y si tiene un calor del carajo, el doctor Arcos, que era el director del hospital de Ferrocarriles, en su casa mandó construir en la parte de atrás cuatro canchas de tenis. Y en el verano, cuando eran las vacaciones, invitaba a los tenistas Copa Davis, los Palafox, Zarazúa, Loyo Mayo y casi debo recordar que un día llegó el Pelón Osuna, Pancho Contreras, Mario Llamas, todos aquellos que le dieron gloria al tenis Copa Davis y de los torneos grandes. Algún día me tocó ir a ver en vivo a John Mc Enroe y la camada de Bjon Borg en Flushing Meadows, Nueva York, en los años 80s, y en la placa de la galería de los grandes ahí aparecía el Pelón Osuna como el ganador de un Abierto de Estados Unidos, una proeza en aquella época, sobre todo porque la trayectoria del Pelón Osuna es que fue un tenista que se hizo por su esfuerzo, en aquella época era un amateur completo y fue ascendiendo los sitios que lo llevaron a la grandeza, hasta que un día tomó un vuelo equivocado y murió al lado del político, Carlos Alberto Madrazo, en aquel avionazo en Monterrey, donde muchos aseguraron que era un atentado. Pelón Osuna Fue campeón de singles del US Open en 1963; campeón de dobles del Abierto de Estados Unidos en 1962 y finalista de dobles del mismo certamen en 1961-1963. Campeón de dobles en Wimbledon 1960 y 1963. Jugador del equipo mexicano de Copa Davis; medalla de oro en singles y dobles en México 1968. También otra vez visité Wimbledon, en Londres, y encontré en la galería el nombre de Osuna como campeón de dobles con Vicente Zarazúa. Otra vez, cuando seguía el tenis mexicano, me apersoné con la familia en Chapultepec, donde se jugaba la Copa Davis para ver a uno de los mejores doblistas del mundo, el mexicano Raúl Ramírez, aquella vez, hospedados en el hotel Camino Real, sede del evento, Ramírez tomaba una copa de vino con su novia, Maritza Sayalero, una venezolana que terminó siendo su esposa, mi hijo Juan Carlos, que era pequeño se acercó a la pareja y le pidió un autógrafo al tenista, algo le habrá dicho que a la media hora un ujier llegó a tocar al cuarto y llevaba una raqueta autografiada para Juan Carlos, de esas de madera que utilizaba el doblista. Aún la conserva en su galería de personajes. En el pueblo terrablanquense hubo un chamaco tenista, Julio César Vázquez, que de recoger bolas pasó a ser un buen tenista, patrocinado por uno de Pemex se fue a una academia clínica a Miami y ponía el nombre del pueblo en alto, como ahora lo está poniendo en el Abierto de Australia, el cordobés, Santy González, que a veces con su compañero ganan torneos de dobles y también en una galería de Wimbledon vi su nombre como campeones de ese torneo. México perdió y ya no hay figuras de renombre en el tenis mundial. Pero aquella camada de Osuna y compañeros, hicieron grande el tenis mexicano. Leo Lavalle fue otro de esa generación posterior, que llegó, campeón juvenil de Wimbledon, y ahora es comentarista de ESPN. De eso me acordé. 

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