Niños infractores y delincuentes son resultado del descuido de sus padres / Felipe Mendiola Parra

Más claro…
Por Felipe Mendiola Parra

Niños infractores y delincuentes son resultado del descuido de sus padres

 

El caso del niño que de un balazo asesinó a su compañero de juegos en las maquinitas, debe servir como ejemplo para muchos padres que se desentienden todo el tiempo del cuidado de sus hijos, y que solo justifican su atención dándoles un teléfono celular o el dinero para gastarlo en esos juegos electrónicos.

Esta escena se registró en una tienda en el municipio de La Perla, en la zona conocida como Las Altas Montañas del estado de Veracruz.

Asaltan muchas preguntas, pero las más sobresalientes son las siguientes: porque tenían un arma al alcance de este niño de tan solo 11 años de edad; que tan grave fue la discusión que lo hizo tomar esa decisión de dispararle a su compañero; acaso el efecto de esos juegos los enajena de la realidad y actúan de esa manera.

El medio ambiente que rodea a un niño le provoca ese tipo de actitudes, tal vez es costumbre ver que sus familiares portan armas y escuchar pláticas donde se pone de manifiesto la violencia, son muchas las conjeturas que nos hacemos pero que hoy enlutó a una familia, en tanto que la otra tendrá que enfrentar las consecuencias.

El mismo domingo trascendió que el padre al tener conocimiento del caso salió huyendo junto con su hijo para evadir la justicia pero la policía de inmediato tomó cartas en el asunto.

Hemos visto muchos memes de la forma como los niños tienen el teléfono celular que consideran una extensión de sus relaciones con familiares y amigos, o lo que es peor, con los juegos violentos que nadie sanciona hasta hoy y que aparecen fácilmente en esos aparatos.

La pérdida de valores ha ido creciendo en los últimos años porque al parecer, en muchos casos, nadie se preocupa por atender el desarrollo de algunos niños y no los incentivan con un deporte, con un instrumento, con la pintura, la danza o con cualquier otra actividad física y solo se encierran en ese mundo fantasioso de los aparatos electrónicos.

Me queda claro que no existe una escuela para padres y que cada una de las generaciones tr5ae sus propias costumbres, pero después de ese hecho debemos volver todos la mirada para proteger a nuestros hijos, sobrinos y nietos proporcionándoles los apoyos necesarios para que no se desvíen por el camino fácil y recuperen la conciencia de los valores morales.

La pornografía que llega también por esos canales es otra situación que ha desvirtuado la importancia del respeto, el amor y otras condiciones que debieran prevalecer para mejorar nuestras condiciones de sociedad. Más claro ni el agua.