CAMINANDO EL RIO 

*Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino. Camelot. 

 

CAMINANDO EL RIO 

 

Orizaba tiene un rio muy peatonal. A sus dos costados, se le dejó un camino encementado, donde grandes y chicos pueden ir y dar su vuelta, ver la fuerza del agua cayendo, agua de la montaña que por lo regular debe ser fría. Hoy lo hice en unas cuantas cuadras, atendiendo que camino y hago mis reportajes a pata, como dice Othón. A las 8 de la mañana, la brisa y el viento es frio. Ha llovido por las noches lo que hace humedecer la mañana, diría el poeta de la lluvia: “cesarán las lluvias, el cielo se despeja y se descorrerán las nubes”, amanecí poético. Poca gente camina a esa hora, una madre que lleva al niño a la escuela, un señor con un par de perros, un corredor que pasa zumbando, como zumban las balas en el libro Revolución de Pérez Reverte, quien le dijo uno al otro, aguas, que zumban las balas, el otro le reviró: preocúpate de las que no zumban, las que zumban pasan a tu lado, las que no zumban son las que te pegan al cuerpo. Entro temprano por la orizabeña calle Poniente 8, donde están los AU. Tomo foto de sus dos puentes y entro entre los viejos y otoñales árboles, que deben ser álamos, algunas partes parece europeas, poquito adelante veo una jaula, en toda la ribera del rio hay animales en cautiverio, bien cuidados, en algunos lados solo falta que salgan Tarzán, Jane y Chita, para sentirnos en la selva. Tres leones dormitan, están a las vivas, bien enjaulados, más adelante hay otros animales. Le pido a una señora me tome una foto, para dar testimonio de que aquí anduve, firme no tirando ficciones. Los puentes son ancestrales, como el Santos Degollado, que data del año 1897. Y hay algunos colgantes que esta administración puso para que crucen de un lado a otro. 

 

MÁS DEL RIO Y SUS PUENTES 

 

El agua fluye a velocidad del Checo Pérez. Una jaula de avestruces y otras de gansos y a lo lejos, del otro lado que camino, un altar a la Virgen de Guadalupe, en uno de los nichos de los recovecos del rio. Si algún día caminé bajo los puentes de París, que ha servido de título a películas y dramas (Amor la noche de Paris nos hace suspirar. Amor, amor el Sena gris el bote mecerá. Boguemos que en el corazón. La dicha canta su canción), como reza su canción parisina. En París 37 puentes y pasarelas cruzan el Sena, uniendo la margen izquierda y derecha del rio. En Orizaba debe haber 15, al parecer según datos. Hoy crucé unos cuatro y me faltan algunos más. Llegar al Ameyal donde está el afamado y ahora cerrado Restaurante Romanchu, logré llegar hasta el Palacio Municipal en su parte trasera, donde al frente se ve el Teleférico de Chahin, y las cúpulas de las iglesias que se ven imponentes, más en la noche, cuando están encendidas y bellas. Trepé un poco la colina, con calma, haciendo el ejercicio tranquilo, como lo dijo el Nobel José Saramago: “Todo mundo me dice que tengo que hacer ejercicio, que es bueno para mi salud. Pero nunca he oído a nadie decirle a un deportista: tienes que leer”. Cubriendo cerca de dos kilómetros de caminar, y después de hacerle al Fadanelli que todos llevamos dentro, tomé varias fotos del rio, de sus puentes, del sitio pictórico que, asemeja a un lugar de Europa. Respetando París porque, París bien vale una misa, pero Orizaba bien vale un recorrido al pie de su rio, porque aquí se sonríe casi siempre, y cuando el agua llega y llueve, el rio debe verse impresionante, hay días que llueve mucho y bufa, con las piedras que viene arrastrando y el agua que llega de las montañas. Al subir, encontré dos lugares de comederos, ahora está de moda instalar en las alturas bares, que tienen una vista agradable desde las alturas, 64 escalones hay que subir para llegar a uno llamado, Comedero Farolito y Casa Lara, porque está al pie de la estatua de Agustín Lara. Es Orizaba y sus puentes y su rio. Visítenlo, lugar ideal para turistas y con animales bien cuidados en cautiverios, para deleite de los niños. Aquí me tocó caminar, ahora. 

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