EN EL BALNEARIO OJO DE AGUA 

*Oh, los recuerdos. Camelot. 

 

EN EL BALNEARIO OJO DE AGUA 

 

Tarde de Día de Muertos. Había una comida organizada en la marisquería La Palapa de Elías, en el balneario Ojo de Agua, sucede que cumplía años José Montiel (Viruta), un viejo amigo taxista que ha vivido tras el volante por años y que, en tiempos de Fidel Herrera Beltrán, el gobernador generoso le obsequió sus placas y desde esa fecha goza de la libertad de su trabajo, a sus 85 años todavía rola por las calles orizabeñas. Invitaba su compadre, Jorge Silva y aparecíamos José Luis Reneaum, Marcos Córdova y Yo Mero. Antes de llegar le di una vuelta al panteón, Juan de la Luz Enríquez, fui a visitar y compré un ramo de flores a la tumba de mis suegros, doña Matilde y don Juan y de Maricruz, mi cuñada recientemente fallecida, la mía de mis padres me toca este sábado que llego a Veracruz en un pisa y corre. El panteón lucía lleno, los trabajadores ofreciendo limpiar las tumbas, había los que les llevaban música y allí comían, la tradición mexicana en todo su esplendor. Qué allí todos llegaremos, aunque, como dijera Enrique Guzmán: Nomás no empujen. Yo dejé dicho a mis hijos que, cuando la parca venga por mí, me velen y me recen un novenario, como el son jarocho, y que me incineren y rieguen las cenizas en mi jardín, porque ahí me sentía como en Versalles, y otro poco lo lleven a una maceta del hotel Liabeny de Madrid y otra parte a una del hotel de Mc Allen, para que allí pueda dar mi vuelta de vez en cuando. Hacia fresco, llegamos a La Palapa, el balneario que pertenece como la Franja de Gaza, una parte a Orizaba y otra a Ixtaczoquitlán, donde el agua es fría a madres (palabra francesa), pero había a lo lejos dos chicas que en el trampolín practicaban sus clavados. Es un lugar donde se comen las memelas más ricas de Orizaba, y este restaurante de mariscos. Hay cómo estacionarse, pagando, lógico. El destino y Dios quiso llevarme por ese camino, porque allí, afuera del panteón, se me acercó un joven a quien conocía y extrañaba, Daniel, de 16 años, que iba acompañado de su mamá y hacia seis meses había abandonado la Casa Hogar La Concordia, siempre preguntaba por él, Dios me lo regresó a mi camino y lo cité a que, junto con su mamá, vayan a mi oficina para seguir apoyándolo en sus estudios de prepa en el Colegio Preparatorio Orizaba (CPO), un buen muchacho. 

 

LA RADIO ORIZABEÑA 

 

Con José Luis Reneaum la plática se fue sobre la radio, cuando en 1967-68, el querido Paco Girón Mirón (el bulto, querido) y Yo Mero llegamos a esta Orizaba a inaugurar una radio de Carlos Ferraez Jr., la XEOV, Radio Moderna, aquella que sentó las bases de ser la favorita con sus programas: ‘La hora de los novios’ y ‘Por parejitas van sus favoritas’, y otros más, que despedíamos transmisión con aquel Toma 5 (Take Five) de Dave Brubeck, al grito de Ya me voy, que era el mío, como lo hace el cronista de béisbol, Ernesto Jerez, cuando grita el jonrón: ‘No y no y no, díganle que no a esa pelota’. Reneaum fue gerente de XEOV y XETQ. Aún hay gente que recuerda aquella época de los aniversarios, cuando llegaban los artistas a promocionarse, apenas me subí a un taxi y el taxista al reconocerme me habló de esa época. Y como era Día de Muertos, nos acordamos de aquellos que han fallecido: José Miguel Reneaum, que murió en Xalapa, Ángel Marín Melchor (Marincito), a quien despedí en la orizabeña funeraria Hernández, el famoso Jesús Monterd (Chilus), ingeniero de grabación; el mejor locutor cabinero que llegó a Radio Mil, Marco Aurelio Moncada Krauss, orizabeño; el maestro y amigo, Sergio Tinoco Solar, genio del cine y la comicidad, locutor de la XETQ, bien recordado, a quien apenas Héctor Cruz Teista en Plaza Américas me contó una anécdota del director Ismael Rodríguez, el que le hacia las películas al gran Pedro Infante, historia que un día de estos les cuento. Pardeaba la tarde, diría el poeta, comenzaba a pegar un frio y el agua helada de Ojo de Agua mostraba otra imagen, las luces que se encendían, porque comenzaba a oscurecer, lo hacían ver un lugar paradisiaco, como existen muchos en esta Orizaba. Y partimos después de una plática sabrosa de aquellos tiempos, para ver el juego sin hit ni carrera de los Astros de Houston, pero esa es otra historia.  

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