LAS GRANDES AUSENCIAS 

*Desapareció sin más… Como un puño al abrir la mano. Camelot. 

 

LAS GRANDES AUSENCIAS 

 

Ahora que vino el fin de semana, vi dos historias de grandes ausencias. Las dos reales, una en película que no es ficción, la otra en la realidad. El diario español El País la relató en su edición del día domingo. “Una niña perdida, una prueba de ADN y el reencuentro con su madre 27 años después”. En México, a una familia le fue robada su hija pequeña de tres años cuando paseaban por el Bosque de Chapultepec. Al momento de la ausencia, cuando se despedían de otra familia, la niña no apareció. Los padres fueron con los porteros para que cerraran las puertas y pudieran encontrar a quien tenía a su hija. Aún no sabían que era un robo, pensaban en una desaparición y que la entregarían. No ocurrió. En aquel año, 1995, todavía los mecanismos de desaparición estaban muy obsoletos. En México hay más de 106.200 personas reportadas como desaparecidas o no localizadas, de acuerdo con cifras oficiales. Los casos más antiguos en el registro gubernamental datan de marzo de 1964. En la capital no se sabe dónde están 4.628 personas, informa la Secretaría de Gobernación. La niña desde un principio sospechó que esa no era su familia, vecinos se lo decían, años después, ya mayor, buscó en Internet desapariciones y se encontró a ella misma, con otro nombre y en una foto de cuando era pequeña. Buscó en las redes hasta que encontró a su familia biológica, 27 años después, estando ella casada y con dos hijos. Se vieron, les hicieron su prueba de ADN donde resultó con el 99.99 por ciento de que era ella, su familiar. Una historia de amor reencontrado, cuando ambas madres, hija y mamá, se dieron el abrazo. Final feliz para una historia que demoró 27 años. 

 

LA OTRA HISTORIA (VATICANO) 

 

Se llama o se llamaba Emanuela Orlandi. Desapareció en el año de 1983, cuando tenía 15 años. Hay un caso de una estrenada miniserie en Netflix. Allí recordé la historia, que ya hace años había leído en el Corriere de lla Sera de Milán. El documental se llama ‘La chica del Vaticano’, y están inmiscuidos en su desaparición desde sacerdotes, cardenales y dos papas, que supieron su caso y uno de ellos, el actual, Francesco Bergoglio, les dijo a los padres que Emanuela ya está en el cielo, sin detallarles en qué parte del cielo. La familia la sigue buscando 39 años después. Sucede que a esta jovencita la secuestraron saliendo de su clase de música, comenzaron a llamar a los padres y pedir recompensa, no monetaria, querían, según una versión, la liberación del criminal que le disparó al Papa Juan Pablo Segundo, a cambio de soltarla. Se inmiscuyeron todos, la familia de la jovencita vivía y vive dentro del Vaticano, entre esas paredes donde las reglas se rigen por ellos. Hija de un empleado y funcionario del Vaticano cercano al Sumo Pontífice, Emanuela Orlandi volvía a su casa después de una clase de flauta en Roma, cuando desapareció cerca de la Piazza Navona de la ciudad el 22 de junio de 1983. La miniserie de Netflix te lleva por todos los caminos, desde una organización terrorista hasta el secuestro sexual, para que la joven se dedicara a eso. Alguna teoría apuntó a un cardenal cercano al Papa Juan Pablo, que la secuestró y la mató, pero su cuerpo no aparece, y mientras no aparezca, aunque el Papa Francisco diga que está en el cielo, la familia quiere saber la dirección de ese cielo, para ir a sepultarla como Dios manda. Intervinieron autoridades de Italia, fiscales, y hasta salió a relucir aquel ahorcamiento del crimen al director del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, que colgado apareció bajo un puente londinense y quisieron disfrazarlo de suicidio y la autoridad lo catalogó de asesinato. Es buena cinta, termina cómo empieza, no se sabe de la jovencita que hoy debe ser mujer madura, y la familia no ha cesado de buscarla hasta el día de hoy. Netflix la revive en esta mini serie. Véanla. 

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