EL ADIOS A MARICRUZ DIEZ FRANCOS  / Gilberto Haaz

*De Benedetti: Después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida. Camelot,

 

EL ADIOS A MARICRUZ DIEZ FRANCOS

 

Nuestra querida y amada, Maricruz Diez Francos, ha dejado esta tierra y ya está en manos del Señor. Falleció en paz, rodeada del cariño y amor de los suyos, los que siempre la amaron. Ya está descansando al lado de sus amados padres, quienes la reciben en espera de la reunión que todos tendremos algún día, en aquel infinito sitio. Tuvo una vida plena y vio crecer a sus hijos y nietos, quienes la lloran y extrañarán. Descansa en paz, querida Maricruz, ten buen viaje y la certeza que te extrañaremos todos, hasta volvernos a encontrar. “La muerte no es nada. Yo sólo me he ido a la habitación de al lado. Yo soy yo, tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro, lo seguimos siendo. Llámame por el nombre que me has llamado siempre, háblame como siempre lo has hecho. No lo hagas con un tono diferente, de manera solemne o triste. Sigue riéndote de lo que nos hacía reír juntos. Que se pronuncie mi nombre en casa como siempre lo ha sido, sin énfasis ninguno, sin rastro de sombra. La vida es lo que es lo que siempre ha sido. El hilo no está cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de tu mente, simplemente porque estoy fuera de tu vista? Te espero…No estoy lejos, justo del otro lado del camino…Ves, todo va bien. Volverás a encontrar mi corazón. Volverás a encontrar mi ternura acentuada. Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas”. (San Agustín).

 

ENTRE EL DEBER Y EL DOLOR

 

Al mediodía, entre el dolor y la responsabilidad, el alcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez Francos, dejó a un lado el velatorio a la hermana querida y partió al deber de su encomienda, celebrar el Dia de la Bandera con su Cabildo, en un acto protocolario con unas 14 escuelas, donde se queman banderas y donde el Ejército iza en la explanada del bello palacio orizabeño, una gigantesca bandera tricolor. La quema de banderas y los discursos. Allí, entre los tambores y el himno mexicano, el alcalde la recordó. Tomó el micrófono y expresó con voz entrecortada: “Hace pocas horas murió mi hermana menor, Maricruz. Maricruz me impulsaba y animaba a hacer a un lado las empresas y meterme de lleno a servir a México. Para ‘Ella’, la Bandera de México es la más bonita del mundo y nos defenderá contra los enemigos de México. Por lo mismo, no dudé en no faltar a este acto donde honramos y admiramos a esta Bandera mexicana, que nos da identidad a nuestra nación. Respetémosla. Viva México”.

Terminó el acto y encargó al Cabildo ir a otro evento, al parque y jardín botánico, Biori, donde se hicieron remodelaciones y adaptaciones, así caminó esa explanada para regresar al encuentro familiar, donde en una ceremonia luctuosa privada se despedía a la hermana menor. En su dolorosa partida. A la una de la tarde, el féretro dejó la casa de sus padres, donde de niña fue feliz, ahora iba al último viaje, recorrió escasamente una cuadra de esa orizabeña calle de Sur 3, para pasar por el parque de San Juan, donde de chicos esos hermanos jugueteaban y corrían, hasta llegar a la iglesia del rumbo de la familia, la Iglesia de San Juan de Dios, a darle el último adiós a la hermana querida. De allí a la tumba en el cementerio Juan de la Luz Enríquez, que desde hoy compartirá con sus padres, doña Matilde Francos y don Juan Diez Alonso, quienes ya la esperan y están a su lado, en el reino de los cielos. Y serán sus seres queridos, Jorge Silva Bañuelos, con sus hijos, Jorge y Jonathan Silva Diez, y los nietos y nueras, quienes atesoren sus recuerdos. Descansa en paz, querida Maricruz. Y que sea buen camino.

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