EL GRAN MILLONESIMO  / Gilberto Hazz

UNITED STATES - : President John F. Kennedy photographed in the Daily News color studio... (Photo by NY Daily News Archive via Getty Images) Actress Marilyn Monroe Credit: Bettmann/Getty

*Cuando acabes un largo tratamiento de salud, no pienses en el sufrimiento que fue necesario afrontar, sino en la bendición de Dios que permitió tu cura. Camelot. 

 

EL GRAN MILLONESIMO 

 

El recién fallecido, Obispo Onésimo Cepeda, quien a sus 85 años llegó con el Patrón quizá a jugar un partido de golf, su deporte favorito. En el anecdotario debe haber muchísimas anécdotas del buen Obispo de Ecatepec. Banquero, millonario, amigo de los de Forbes y de la realeza política, sus comelitonas eran excelsas, del presidente de la república para abajo, ministros, jueces, secretarios, empresarios y uno que otro colado. Alguna vez su amigo Carlos Slim le preguntó del porqué se metió al seminario, y Onésimo le respondió: “Dale gracias a Dios, porque si hubiera seguido en los negocios sería el número uno y tú el número dos”. 

A Orizaba vino algunas veces invitado por el gobernador Fidel Herrera Beltrán, a quien le gustaba el golf. Me contó un amigo, Walid Zairick, que cuando le tocó de rival Onésimo le preguntó cuánto tiraba, porque el golf tiene un promedio de tiros y ahí mides tu nivel, cuando el orizabeño le respondió lo que tiraba, Onésimo le dijo así, con singular acento: “Ah, entonces te voy a dar pa’ adentro”. Tenía un lenguaje vernáculo y no se media con nadie. Fue una gente de su estatura religiosa, un bont vivant, velado en el panteón francés sus restos se depositarán en la iglesia de Ecatepec, donde reinó por años y años. Este hombre que fue gente de Dios, banquero y empresario. Descanse en paz.  

 

POLITICOS ENFERMOS 

 

Ahora que no hace mucho el presidente AMLO fue intervenido por un cateterismo, busqué en mi archivo de libros ese llamado: ‘En el poder y en la enfermedad’, de David Owen, las enfermedades de los jefes de Estado y de Gobierno en los últimos cien años.  

El autor del libro, que es doctor, David Owens, editó uno de 500 páginas donde da cuenta de las enfermedades de los poderosos. La de Kennedy, sin duda fue la más escondida y la más publicitada, mucho después de su muerte, la historia clínica más compleja de La Casa Blanca, enfermedad de Addison e hipotiroidismo. El presidente padecía un mal de la columna vertebral y vivía siempre empastillado, dentro de los hospitales, el dolor formó parte de su vida y quizá por eso, porque pensaría de su corta vida, se empiernaba con la Marilyn y con quién se le atravesara. Analiza una a una las enfermedades de Roosevelt, Mitterrand, Johnson, el Sha de Persia, los dos vaqueros Bush, De Gaulle, Margaret Thatcher, Brezhnev, Kruschev, Churchill, a quien le gustaba el pomo y el puro y siempre se le vio así históricamente. Nunca negó su alcoholismo. Hay anécdotas históricas. Esta la recuerdo porque algún día la leí cuando me puse a estudiar la historia de la Guerra de Secesión. Sucede que el presidente Abraham Lincoln perdía batalla tras batalla en contra de los Confederados. No daba una el pobre y relevaba general tras general. Un día encontró al bueno, Ulysses Grant, un militar que llegaba tumbando caña. Grant comenzó a ganar batallas pequeñas. Sus subordinados, otros generales mandones, iban de quejosos con el presidente Lincoln a decirle que chupaba mucho, que agarraba por sus cuentas las parrandas, como la Paloma Negra, el presidente, con esa vista de lince y sus barbas impecables, les respondió: ‘Ojalá y tuviera dos Grant, aunque tomaran’. Grant venció a Robert E. Lee y después se convirtió en presidente de Estados Unidos. En el poder muchos de ellos tuvieron enfermedades. Algunos tuvieron otra enfermedad más potente: la embriaguez del poder, que contra esa no hay cura. Bueno, si hay cura, cuando se van y solo voltean a ver con nostalgia la poderosa silla presidencial que los abandona. El libro relata la polio de Franklin Rossevelt y los descuidos médicos de sus doctores navales, que lo llevaron rápido a la muerte. De Stalin no sé qué enfermedad traería, porque aún no llego a esa página, murió de un infarto, pero ese estaba mal del coco, era más sanguinario que Hitler. 

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