EL CASO TITO DELFIN (PARTE II) 

*Ya lo decía la canción: las rejas no matan, pero si tu maldita traición. Camelot.

 

EL CASO TITO DELFIN (PARTE II)

 

La aprehensión del exalcalde de Tierra Blanca y candidato a la presidencia estatal del PAN, causó escozor, fijó lineamientos entre los panistas que demandaron su liberación. El gobernador Cuitláhuac saltó a la cancha y justificó la orden de aprehensión, por presunto abuso de autoridad, incumplimiento de un deber legal y fraude, en el tiempo que fue alcalde de ese pueblo que no tiene mar y tiene un calor del carajo. Husmearon entre los cajones llenos de telarañas y polvo y encontraron un expediente que data del tiempo del exgobernador Yunes Linares, según mostraron carpetas y numeralia de archivo. Es un preso político, dicen los panistas, como lo es el de Rogelio Franco Castán, a quienes sus colegas del PRD le llaman así. Preso político. Los panistas aseguran que el gobierno de Cuitláhuac es más malo que la nueva variante de ómicron.  Indira alzó la voz y acusó a este gobierno de represor. Cuando no van por uno van por otro. Y culparon al Julen Rementería, a quien llamaron traidor, y ojáis. Esta historia ya está en tribunales, porque a Tito le dieron 6 meses de prisión preventiva en Pacho Viejo, que, en estos tiempos de duro cierzo invernal, de un frío del carajo, debe ser horrible estar allí y luego bañarse con agua fría. ¿Qué sigue?, preguntan los politólogos. PRI y PRD han guardado silencio. Ayer vinieron por fulano y no dije nada, hoy vinieron por mí y no había nadie que dijera algo. No hay solidaridad entre los partidos, lo hay para una alianza, pero cuando la lumbre llega a los aparejos las presidencias estatales de los partidos guardan cómplice silencio. Lo que sigue puede ser un caso similar al de Rogelio Franco Castán, que desde la cárcel se convirtió en diputado federal, no tomó posesión por lógica al estar encerrado, pero en cuanto salga, si es que algún día lo dejan salir, tomará su curul de diputado federal. Tito Delfín puede seguir cabalgando como el Cid campeador y ganar la elección interna y convertirse en presidente del PAN estatal, aunque no tome posesión. La segunda de a bordo, la candidata a secretaria general, la senadora con licencia, Indira San Román, que no es Gandhi, no podrá serlo porque urge que ella misma se regrese al Senado, pues su suplente chaqueteó el mismo momento que protestó como senadora y se fue a Morena, una traición de las infinitas, de las buenas, de las llenas de maldad.

 

LA CASETA MALDITA (CAPUFE)

 

Gobernadores van y vienen y todos aseguraban que retirarían la dichosa y salada caseta número 45 de Fortín de las Flores, que mal opera Capufe. Aspirantes a gobernadores, como el ‘Checo’ Gutiérrez Luna, un rockstar de Morena, que preside la mesa directiva de la Cámara de Diputados, se apersonó con su varita mágica y dijo a los empresarios que llevaría el caso ante los picudos de la SCT. La historia es muy antigua. No es de este gobierno, cuando se inauguró hace un titipuchal de años, no había problemas porque el flujo vehicular era menor, comenzó cobrando 8 pesos (hoy 34 pesos) y cuando los habitantes de Córdoba y Orizaba respingaron, se dio la facilidad que inscribieran sus autos y así no pagarían el cruce de esa caseta. Pocos fueron porque los trámites eran engorrosos y luego el auto tenía que estar a nombre de una persona, no de empresas. Allí llegaron senadores del PRI y PAN y juraron por la virgen de Chacaltianguis, que la quitarían. Unos pedían reubicarla, otros desaparecerla. A ninguno les hicieron caso. Con el tiempo y la movilización de la carga se hizo imposible de controlar, miles y miles de autotransportes de doble caja y normales circulan por allí, y es imposible. Si bien le va a uno, demoras unos 25 minutos en pagar y cruzar. Si mal te va, hay ocasiones de 45 minutos o una hora, o más. El asunto es sencillo, tienen tres casetas de cobro por cada lado y debe tener el doble, ampliar la franja vehicular como lo hicieron rumbo a México en San Martin Texmelucan. No la van a reubicar ni nada parecido, ingresa entre 7 y 8 millones de pesos diarios y es un dinero que les falta para sus programas sociales, aunque la pista esté para llorar. Aquí nos tocó vivir y ni modo, diría Cristina Pacheco.

  1. El domingo pasado fue un infierno. Las colas rebasaban los 15 kilómetros.

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