La vorágine de nuestros tiempos

La vorágine de nuestros tiempos
 
Alfredo Bielma Villanueva
 
No solo al rango internacional, sino también y más aún para los mexicanos en nuestro país los acontecimientos se suceden con un dinamismo inusual, aunque pudiera deberse a los reacomodos provocados por una pandemia de impacto mundial y en México acompañado por el impulso de un gobierno con propósitos transformadores, con todas sus implicaciones. Mientras a nivel internacional en Europa están experimentando los síntomas de una nueva embestida del Covid-19, con fuertes resabios en Rusia y en China, en México, no obstante aquellos avisos pintamos el país de verde, una gobernadora (Campeche) declara que usa la mascarilla protectora solo por simulación, celebramos eventos multitudinarios en demérito de las estrategias de protección comunitaria, y alardeamos con irresponsables actitudes como si la pandemia fuera parte de la historia. En el ámbito de la política la polarización día a día se radicaliza, el INE acuerda por unanimidad desplazar la fecha para realizar la consulta de revocación de mandato del 27 de febrero al 10 de abril; la Comisión del Presupuesto de la Cámara federal de diputados reduce en casi 5 mil millones de pesos la asignación presupuestal al INE, precisamente lo que esta institución requiere para la consulta referida; una boda de característica “Fifí” obliga la renuncia del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera y de la Directora de Turismo de la CDMX; la inflación económica cabalga a marcha veloz; la fuga de capitales es “fuga hormiga”; la propuesta de reforma energética entra en un impasse tras las declaraciones del embajador de los Estados Unidos en México (nada que ver con Henry Lane Wilson, embajador en tiempos de Madero y la Decena Trágica); una legisladora de Morena propone otorgar el Premio Nobel de la Paz a AMLO por su Plan de fraternidad propuesto ante el Consejo de Seguridad de la ONU (lo mismo que sucedió cuando Echeverría formuló su carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados, con lo cual esperaba ganar el Premio Nobel de la Paz); todo esto y más lo que se vaya acumulando, en tan corto tiempo porque esos son los signos de nuestros tiempos.