Duarte sale, otros entran

ÓSCAR PEDRO REYES CASTELÁN
 
Mientras el exgobernador Javier Duarte de Ochoa pudiera dejar pronto el reclusorio Norte de la Ciudad de México al cumplir la mitad de su condena y tener derecho al beneficio de la libertad condicional…
 
Cuatro excolaboradores suyos estarían próximos a relevarlo en la cárcel al ser vinculados a proceso por un juez, bajo el cargo de un presunto desvío por dos mil millones de pesos de aportaciones federales al sector educativo en 2012, quienes tienen abiertos otros procesos en su contra. Según el juez federal Francisco Negrete Márquez, los acusados Tomás Ruíz González, Fernando Charleston Hernández, José Francisco Díaz Valenzuela y Gabriel Deantes Ramos, de la Secretaría de Finanzas y Planeación del estado (Sefiplan), los dos primeros en función de titulares de esa dependencia, el tercero subsecretario de Operación Financiera de la misma y el otro Oficial Mayor de la SEV, respectivamente, serían responsables del peculado y podrían enfrentar penas de hasta 18 años de prisión, asunto que no debería tardar mucho en resolverse, más allá de la investigación complementaria. Ellos se agregarían a la detención ya ejecutada de Antonio Gómez Pelegrín, ex titular de la Sefiplan, también acusado de desvío de recursos, abuso de autoridad e incumplimiento de un deber legal. ¿Podrían librar la cárcel? Se duda, ni aún reintegrando el presunto monto desviado.
 
Esto anticipa que los próximos meses serán de mucha exposición mediática, por la abierta cacería de ex funcionarios del pasado, como en este caso. Hay otros dos de ese mismo equipo duartista que tampoco la tienen fácil: Mauricio Audirac Murillo, a quien el Tribunal de Justicia Administrativa ordenó devolver al erario público de 944 millones de pesos, y Tarek Abdalá, ex Tesorero del estado de Veracruz, quien se acogió al criterio de oportunidad para entregar información a la Fiscalía General de la República (FGR) sobre todo el entramado de corrupción en la administración de JDO, pero a él también se le fincaría responsabilidad en esos actos ilícitos. Hay mucha tela por cortar. Lo paradójico es que el exgobernador de Veracruz, a quien se acusó de asociación delictuosa y lavado de dinero, está a punto de obtener su libertad, y ellos de perderla. En otro asunto, en una somera revisión de reportes policiacos de medios de información del martes de esta semana, se puede observar la situación de violencia que devora al estado de Veracruz, en especial en la zona sur del estado. Lo más grave fue el asesinato a balazos de un militar de alto rango, retirado, empresario en Minatitlan, en la colonia Santa Clara, cuando se transportaba en un vehículo acompañado de su cuñado, a quien también mataron. En la carretera Oteapan-Zaragoza, ejecutaron de dos balazos a un hombre; en Soconusco, un moto-repartidor fue baleado y muerto.
 
En Isla, junto a las vías del tren en la colonia Ampliación San Juan, fue localizado un cadáver en descomposición. En Soledad de Doblado, una joven de 19 años desapareció. Los hechos delictivos son abundantes, y fácilmente llenarían las planas de los portales informativos o periódicos impresos. Esa es la realidad, por más que el gobierno maquilla cifras e insista en que bajan los índices de criminalidad. El ambiente que se percibe es de temor e intranquilidad. La paz ofrecida sólo está en los panteones, en las calles sólo hay muerte y zozobra.
 
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