ORIZABA ES UNA FIESTA 

*De Hemingway en París era una fiesta: “Aprendió a pensar pero no supo ya volar, porque había perdido el amor al vuelo y no hacía más que recordar los tiempos en los que volaba sin esfuerzo”. Camelot. 

 

ORIZABA ES UNA FIESTA 

 

Como fue París en el gran relato de Hemingway. Así Orizaba. Esta es una ciudad bella, de excelente clima, hoy amaneció fresca, pero con el sol de otoño que parece de invierno del cual, decían las abuelitas: ‘Sol de invierno, quema mucho pero no calienta’. Hemingway solía decir: “Nunca escribas de un lugar hasta que estés lejos de él”. Pero es imposible, aquí vivo en Orizaba y diario veo su palpitar, recorro sus calles, me meto a sus sitios de venta, lo mismo a los mercados de artesanías, que al mercado popular donde ayer compré unos pollos asados y a las marchantas, que vienen de los pueblos indígenas, les compré el aguacate, que en una bolsita te ofertan cinco de ellos por 20 pesos, no serán como los de mi tío, del aguacate Hass, pero están riquísimos. Me tocó ver la cola para subir al Teleférico de Chahin. Y me maravillé. Orizaba tiene un gran turismo los sábados y domingos, ahora mismo en el hotel Orbe, que está a unos cien pasos del Teleférico, el hotel de cuatro estrellas se encuentra casi lleno, a su capacidad y es uno de los mejores hoteles de mi aldea, sin menospreciar a los demás, con elevador, buena atención, buen servicio y excelentes desayunos y comidas, atendidos además por Pavón, el mesero amigo que lleva 30 y tantos años allí sirviendo. Vengan a Orizaba, vean su Teleférico y la ciudad a sus pies, coman en sus ricos lugares, el sazón de las y los cocineros orizabeños son sin igual, disfruten de su Alameda y los parques y los museos y disfruten la seguridad y limpieza de esta ciudad, que es Pueblo Mágico y, además, tiene un volcán llamado Pico de Orizaba Aquí me tocó vivir. 

 

EL DEDO EN LA LLAGA 

 

El periodista Arturo Reyes Isidoro, toca en su columna Prosa Aprisa, un esquema de atracos de policías estatales que ponen y fijan retenes, y con el alcoholímetro en mano viven la vida loca con las extorsiones y amedrentamientos. Da miedo solo leer todo lo que allí detalla el periodista. Le mandé un WhastApp y le dije que no solo era privativo de allí, de esa bella ciudad jalapeña que, en contubernio con autoridades mayores, viven delinquiendo, aquellos que debían cuidar al pueblo. En la región de Orizaba está ocurriendo cada fin de semana, tengo un caso documentado. Sucede que una pareja venia de un antro en la madrugada, porque a los antros se va de noche y como a las dos o tres de la mañana ya regresan a casa, lógico, te tomas un par de tragos y estos policías de las patrullas de Gobierno del Estado, con eso de que patrullan los tramos estatales-federales, les saquean lo mismo los de Rio Blanco, límites con Orizaba, que Ixtaczoquitlán, donde la avenida Fernando Gutiérrez Barrios es tramo del atraco, entras pero sales desembolsado. Es un robo terrible, a todas luces violatorio de todos los Derechos Humanos, esta pareja iba hacia Rio Blanco, donde viven, y los detuvo una patrulla del estado, al novio lo esposaron y lo llevaron detenido. A ella la dejaron ir por lógica, para que consiguiera el dinero. Para no platicarla mucho les sacaron 3 mil 500 pesos, sin recibo. Terribles estos tiempos que se viven en este Veracruz, donde según la 4T la corrupción terminaba, no somos iguales que los otros, dice el Preciso, y al final parece que no son iguales, son un poco peor que aquellos. En fin, la recomendación a los jóvenes antreros es que, si salen de noche a los antros, dejen los autos en casa, es más barato pagar dos taxis de 50 pesos cada uno a que te revienten 5 mil pesos estos atracadores, o más, porque si llega la grúa, lo más odiado de todos son las grúas, la cuenta se va cerca de diez mil pesos, porque las grúas, otro negocio maldito, cobran como si estuvieran en París viendo la torre Eiffel. 

 

LOZOYA Y SUS ESCAPADAS 

La cuenta en el restaurante Huan, del corrupto escapista, Emilio Lozoya, fue de 45 mil pesos. Eso por el vino que le costó mil dólares la botella. Hay días así.  

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