De la primera a la tercera Ola

Alfredo Bielma Villanueva
 
Ha concluido septiembre con una estela de violencia criminal, acompañada por centenas de miles de muertes ocasionadas por el Covid-19, por lo cual, después de tan triste y mortífera experiencia. Pero ya lo conocemos más, e incluso sabemos a qué atenernos, aunque ese proceso cognoscitivo ha sido doloroso para toda la humanidad y nuestro país no podía ser la excepción, pese a todo, los matices señalan las serias deficiencias de la estrategia gubernamental adoptada para combatir el embate de la pandemia. Han transcurrido meses de intensa fatiga emocional e incertidumbre, durante los cuales escuchamos decenas de veces desde el púlpito mañanero que la pandemia “estaba controlada”; muy lejos quedó aquel errático pronóstico de López Gatell sobre las 6 mil defunciones, que después escaló a 8 mil, para más tarde hablar del escenario “muy catastrófico, que pudiera llegar a los 60 mil decesos”, pero en agosto de 2020 cruzamos ese límite. Para la narrativa de estos tiempos, vistos ya en retrospectiva quedaron registradas las frases que enmarcaron el inicio de la tragedia: “Hay que abrazarse, no pasa nada”, “No es, según la información que se tiene, algo terrible, fatal, ni siquiera es equivalente a la influenza”. “México es uno de los países más preparados y con menos riesgo de afectación”. “No vamos a tener problemas mayores”. “Detente enemigo”. “Ya se ha podido domar la pandemia”. “Vamos bien”. “No debemos espantarnos, no debemos adelantar vísperas”. “Los mexicanos, por nuestras culturas somos muy resistentes a todas las calamidades”. “Nuestro pueblo es poseedor, heredero de culturas milenarias, de grandes civilizaciones”. “Estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”. Quizás debido a ese desenfreno retórico, preocupados por los malos signos, los exsecretarios de Salud —el ya fallecido Guillermo Soberón, José Narro, Salomón Chertorivski, Mercedes Juan, José Ángel Córdova y Julio Frenk— propusieron una estrategia para reducir, en ocho semanas, el avance de la pandemia. Pero fueron “bateados” por el “insigne” López Gatell, quien con sarcasmo comentó que “deberían patentar su “fórmula mágica”. Para ese entonces (septiembre de 2020) 90 mil mexicanos ya habían caído víctimas de la enfermedad. Pero no era el final, porque hace un mes, el 31 de agosto se contabilizaron 259 mil 326 muertes por Covid-19. Y el reporte de un mes después, jueves 30 de septiembre, ayer, sumó 277 mil 505 muertes por Covid-19, es decir, 26 mil 879 defunciones más, no es posible describir escenario más patético, pero como el mundo sigue su marcha volteamos los ojos y la conciencia hacia el tema de las mañaneras, al de la sucesión, a los efectos del renombrado tweet, a Cuba, Venezuela, Sheinbaum, Monreal, la inflación, la pobreza, el desempleo, más todo lo acumulable hasta el fin de nuestros respectivos ciclos.