Alfredo Bielma Villanueva
Hay voces de alarma en la sociedad civil mexicana porque el Fondo de Salud para el Bienestar (FONSABI), que sustituyó al Fideicomiso del Sistema de Protección Social en Salud (Fondo de Gastos Catastróficos), nacido en 2004 para solventar los gastos de enfermedades de alto impacto en personas carentes de seguridad social (cierto tipo de cáncer, SIDA, etc.), se ha reducido sustancialmente, así lo señalan organizaciones como Fundar, Cero Desabasto y Nosotrxs. En un reportaje difundido por animalpolitico.com se habla de 26 organizaciones de la sociedad civil preocupadas por este asunto de vital importancia social pues afecta principalmente a la población más vulnerable del país: “… los recursos del Fondo se han reducido 44% en dos años, pasando de 113 mil millones de pesos en 2019 a 64 mil millones de pesos en el segundo trimestre del 2021”, y según la iniciativa de la Ley de Ingresos existe el propósito de darle otro fuerte mordisco a dicho Fondo de Salud para la compra de vacunas y al INSABI. Mal augurio, y decepcionante perspectiva porque cada vez más se aleja aquel lustroso ofrecimiento de convertir al Sector Salud mexicano en uno parecido al de los Países Bajos o de Canadá. Y como vamos, ni a la esquina.
