Presupuesto incierto

La semana pasada comenté a ustedes que el mes de agosto era de huracanes, sin embargo, habría que agregar a septiembre y octubre, periodo durante el cual el verano y el cambio climático provocan la formación de grandes condensaciones de agua sobre el Atlántico y el Pacífico, que con en la circulación sobre el mar van tomando velocidad; inician como tormenta o depresión tropical y cambian a ciclón y huracán, que al tocar tierra pierden fuerza para volver a tormenta y desvanecerse en lluvias a su paso.

Esta semana tenemos dos; uno sobre la costa del Pacífico, en los estados de Sinaloa, Colima y Jalisco, de categoría 1, bajo el nombre de “Nora”; el otro por el Golfo, pasando por Cuba e internándose a Estados Unidos, de categoría 4, con el nombre de “Ida”, en tierra desde ayer.

Lo cierto es que en nuestro país, en el periodo del tiempo referido, nos han afectado ciclones y huracanes por las dos costas, siendo sus favoritos los estados de la península de Yucatán, con inundaciones en Tabasco, entidad donde se localiza el 30 por ciento del agua dulce de México, con los sistemas Grijalva-Usumacinta, que desaguan los escurrimientos de los altos de Chiapas y parte de los altos del Petén, Guatemala; ahí se localizan las cuatro grandes presas hidroeléctricas: Peñitas, Angostura, Malpaso y Chicoasen.

Estos fenómenos afectan a Veracruz, Tamaulipas, y hasta Nuevo León y Coahuila, como fue el caso del huracán “Gilberto”, y qué decir del Pacífico; todos los estados han padecido estos eventos.

La diferencia entre ciclón, huracán o tifón se da de acuerdo al lugar donde se forma. Los ciclones tropicales se originan en los océanos Atlántico y Pacífico, y de acuerdo a la velocidad del viento se convierten en tormenta, ciclón o huracán.

Pero la característica de todos ellos es que ocasionan daños y beneficios. Daños en pérdidas humanas, materiales y de infraestructura pública; beneficios en el agua que vierten, lo que se refleja en presas llenas e irrigación en los suelos agrícolas. Como todo en la vida real, lo que cuenta es lo malo, principalmente porque los más afectados son los grupos más desprotegidos, con daños a los servicios públicos como agua, luz y carreteras.

Todo ello hay que reponerlo, pues aunque son eventos anunciados, son de corto tiempo y en la mayoría de los casos no se esté preparado. El Fonden fue creado para eso; si bien nació como correctivo, tuvo una variante preventiva.

Veracruz hizo la declaratoria de emergencia por el fenómeno “Grace”. Incluyó a 22 municipios y fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26 de agosto del presenten año, destacando los municipios de Poza Rica, Tuxpan, Cazones, Cerro Azul, Álamo, Tlapacoyan, Xalapa, Papantla, San Rafael, Tecolutla, Filomeno Mata, Zongolica y Perote, entre otros.

Lo que sigue es la elaboración de un censo, casa por casa, de la región, para ver cultivos, ganado y lo que se detalla en el análisis elaborado por la CEPAL y CENAPRED.

Y aunque se dice que no existen recursos para el Fondo de Desastres Naturales, en análisis al Ramo 23 del PEF 2021 se observa que para este año se le dotó de 4 mil 927 millones de pesos, recurso confirmado en el documento emitido sobre los recursos asignados al Ramo 23.

De igual forma pudimos constatar, de acuerdo con informes del Orfis tras la fiscalización del fideicomiso Fonden Veracruz, del año 2016, que su manejo fue de más de mil millones de pesos; no se encontraron irregularidades en su manejo. Para el 2015 se detectaron irregularidades resarcitorias por más de 800 millones de pesos; se ignora si fueron solventadas. Para el 2018 el Orfis hizo observaciones financieras por la atención de lluvias severas en 12 municipios del estado, por un monto de 139 millones de pesos, asignando para su seguimiento al órgano interno de control, ante la ausencia de documentos; también se ignora si fueron solventados.

Con estos comentarios se refleja que el Fonden Veracruz fue objeto de fiscalización del Orfis y en algunos años no hubo observaciones. Ahora las declatorias de emergencias serán atendidas por el “Programa de Atención de Emergencias por Amenazas Naturales”, instituido por la actual administración federal.

Veracruz siempre será paso de tormentas tropicales, ciclones y huracanes, por lo cual la administración estatal deberá pugnar por crear un fondo de atención a estas emergencias en apoyo a la población afectada, que siempre es la de escasos recursos, desgraciadamente.