Fiscalía debe evitar otro asesinato en Córdoba

Por el bien de la sociedad veracruzana, no solo cordobesa, y para enviar un mensaje de que es verdad de que hay cero impunidad, la Fiscalía debe, lo más rápido posible, detener a los autores materiales e intelectuales de los asesinatos de los dos políticos ligados a la 4T.

Con estos crímenes hay un grupo que manda dos mensajes. Uno, para poner de rodillas al presidente municipal electo, Juan Martínez Flores. Dos, de que está por encima de las leyes y de la autoridad estatal.

El alcalde electo ya acusó recibo del mensaje y emitió un comunicado que, de entrada, expone:

“Desde hace meses vengo denunciado el estado de descomposición que vive y sufre Córdoba. Hoy no solo le pegaron de tiros al más cercano de mis colaboradores, le dispararon a la esperanza de cambio de esta ciudad y dispararon contra la democracia. Estoy indignado por el asesinato de Pepe, pero esta violencia no me intimidará”.

Y en otro párrafo señala: “Pepe Escamilla era un hombre probo. Durante el proceso electoral y después de éste, sufrió una campaña de desprestigio por quienes ya se sentían afectados en sus intereses. En su crimen no hay casualidades. No permitiré que se ensucie su nombre y lucharé en las próximas semanas para que los dos recientes asesinatos (el otro asesinado es Grodetz Ríos Andrade) que nos han lastimado no queden impunes”.

¿A qué se refiere el alcalde electo con eso del estado de descomposición que vive y sufre Córdoba y que ha venido denunciando? ¿Quiénes, afectados en sus intereses, orquestaron esa campaña de desprestigio contra Escamilla?

No es un secreto lo revuelto que estuvo el proceso de elección de candidato a la alcaldía cordobesa dentro de Morena ¿pero eso dejó tanto resentimiento como para ordenar crímenes? No creemos que sea así.

Juan Martínez logró la candidatura contra viento y marea respaldado por el delegado Manuel Huerta. Le ganó, internamente, a Rubén Ríos Uribe, diputado local que contó con el apoyo de las fuerzas del Congreso.

Ríos, enojado, no reconoció el resultado de la encuesta de Morena e incluso impugnó legalmente la designación de Martínez como candidato.

En otro ángulo de este accidentado proceso, la alcaldesa Leticia López Landero, quien llegó a ese cargo postulada por el PAN y apoyó con todo a Miguel Ángel Yunes cuando éste fue gobernador, bloqueando incluso en Córdoba los mítines de la campaña presidencial de López Obrador, dio un giro de 180 grados y respaldó a Morena, en un juego extraño para algunos, pues habría vuelto a pelearse con su hermano, Tomás, quien de nuevo compitió por la alcaldía.

Dicen los enterados que esa pelea fue un engaño, pues en la realidad nunca han estado distanciados, aunque, por conveniencia, se afirma que Leticia López sí apoyo con todo a Morena y no al candidato que su partido, el PAN, postuló en alianza con el PRI.

En campaña, porque de eso habla casi todo Córdoba, Juan Martínez abordó el tema del pésimo gobierno de la alcaldesa, de las malas condiciones del municipio y de las quejas ciudadanas. Y una vez ganador, en entrevista con Diario de Xalapa, advirtió:

“Pediremos la participación de las personas con conocimientos en esos términos (auditorías) y que las autoridades apliquen lo que tengan que aplicar. Se va a hacer lo conducente y, en los errores que se encuentren, se harán las denuncias correspondientes para que sean los encargados de la impartición de justicia que apliquen lo que sigue con respecto a la ley”.

Pero Córdoba no solo está revuelta políticamente. Sufre por los asesinatos, secuestros y extorsiones cometidos por grupos de la delincuencia organizada.

¿Fue uno de los cárteles el que mató a José Escamilla y a Grodetz Ríos para poner de rodillas y a su favor a Juan Martínez, quien será alcalde a partir del primero de enero de 2022?

Insistimos, lo más rápido posible, la Fiscalía debe aclarar esto y detener a los asesinos, tanto a los materiales como a los intelectuales, para dar un mensaje contundente de que las instituciones están muy por encima de los criminales y evitar que haya otro asesinato aún más escandaloso en Córdoba.