LOS CAMINOS DE LA VIDA 

*No son los que imaginaba, no son como yo pensaba. Camelot. 

 

LOS CAMINOS DE LA VIDA

 

En la vida, cuando se tiene poder se tiene todo. Cuantas historias no se han contado de gente que se han encumbrado y llegan a ser presidentes o reyes o emperadores, y al llegar a la cumbre se olvidan de aquellos pobres que dieron su vida, alma y corazón porque el jefe llegara a la gloria del poder. En México tuvimos muchos ejemplos, Echeverría detestó a Carlos Armando Biebrich, cuando no se alineó con su causa y lo envió al purgatorio. Cada presidente ha tenido el suyo. Salinas con Manuel Camacho Solís, que escuchó el canto de las sirenas y se quedó en tercera base con two out. De la Madrid, a aquel a quien llamaba ‘el hermano que nunca tuve’, el papá Del Mazo, Fox con Creel. Ahora, por entrar al modernismo de este tiempo podríamos mencionar a AMLO, que a una de sus aliadas, Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, le dio el cese y ni las gracias le acomodó, cuando encontró alguna deslealtad. Viene a cuento esto porque leo ahora el señero relato de Shakespeare y el viejo Perillán, publicado en el diario El Mundo de España, hace años.

 

EL REY Y SU ACHICHINCLE

 

Cuando el viejo perillán Jack Falstaff, aquel que se jactaba no solo de poseer el don de la agudeza sino de ser capaz de contagiarlo a los demás, se entera de que Enrique IV ha muerto y de que su íntimo amigo y compañero de correrías el príncipe Hal va a ser coronado rey, ensilla su caballo y galopa toda la noche para no dejar de ocupar su puesto en la ceremonia de la que emergerá la nueva corte. Pero llega tarde a la abadía de Westminster y solo puede ya salir al paso del cortejo y dirigirse entusiasmado a aquel a quien ha introducido en todos los círculos populares y de gobierno. “Dios salve tu gracia rey Hal, mi rey Hal. ¡Dios te proteja, mi dulce niño, mi rey Hal! ¡Mi rey, mi Júpiter, ¡a ti es a quien hablo corazón mío!”. Enrique V, consagrado ya como rey se dirige al Justicia Mayor, ordenándole <interpelar a ese majadero> y ante la insistencia de Falstaff, que desea presumir sus influencias, el nuevo rey lo asesta: “No te conozco, anciano. He soñado largo tiempo con una especie de hombre como tú, así hinchado de grasa, así de libertino, pero ahora he despertado y desprecio mi sueño. No presumas que soy la persona que era, pues Dios sabe y el mundo verá que he licenciado al primer yo y así haré con los que me acompañaron”. Acto seguido dicta su destierro a 10 millas de su persona, aunque, magnánimo le da dinero para su sobrevivencia.

 

RECUERDO DE SANTANDER

 

Como ahora no se puede viajar, voy a mis archivos y encuentro relatos de una vez, cuando anduve y andé en Santander. Lo rememoro. Llego por la tarde-noche. Estoy en Santander, España, zona de la Cantabria, un lugar muy parecido a Veracruz. En Contraste con Madrid, hace fresco. Al otro día, según los meteorólogos, esta zona de la Cantabria estará que arde, 35 grados centígrados. El verano quema. Suda la piel. Sofoca el calor. Sevilla la anuncian a 42 grados, casi como Tierra Blanca. Entro por el Sardinero, veo su estadio, alguna vez aquí vi jugar al Barcelona del argentino Riquelme, y a la misma selección española, en mis periplos pasados. Gente que ama el futbol. La ciudad está como la dejé hace casi cinco años. Bella, sus prados cuidados, sus playas limpias. Viaje de pisa y corre. Escasos dos días para partir a la zona Palentina, a Palencia, que también es pueblo y no tiene mar. Tienen las ciudades de Veracruz, Córdoba, Orizaba y Puebla, una gran emigración de abuelos que se fueron a hacer la América. En esta zona donde brillan pueblos hermosos: San Vicente de la Barquera, Comillas, Torrelavega, Reynosa, Suances, Santillana del Mar, Santoña, Laredo, Castro Urdiales, de grandes recuerdos para nietos y bisnietos que supieron de las andanzas de sus abuelos y padres por esta zona donde el huamachito florece. El día que se fueron a hacer la América y muchos la hicieron. Doy la vuelta acostumbrada, conozco bien esta zona porque aquí deambulé algunos ayeres. Las autoridades municipales son ejemplo de cómo mantener bella una ciudad, con su transporte público operado por el Municipio, sus grandes estacionamientos subterráneos debajo de los parques, operados por ellos mismos, su seguridad, uno suele ver jovencitas que andan de marcha en la madrugada, solas y ni quien las inquiete. Eso, como la tarjeta Master Card, no tiene precio. Voy temprano a mi primer café, suelo hacerlo en L Orbe de Orizaba y aquí lo hago en La flor de Miranda, en los Altos de Miranda, donde alguna vez de hace muchísimos años las tropas franquistas tomaron ese camino que ahora veo, y se adueñaron de esta zona que se convirtió en causa suya. Una vez platiqué con un gran viejo, Juanjo, el falangista, una gente que amaba y adoraba a José Antonio Primo de Rivera, el jefe de la Falange y aliado de Franco. Los dos únicos sepultados en el Valle de los Caídos. Ahora lo recordé, a Juanjo. Me hago de los dos periódicos nacionales, El Mundo y El País, señeros, inigualables, con los mejores escritores de habla hispana. Hay días que es un lujo leer en el mismo día a Juan José Millas y a Raúl del Pozo. Estrellas cada uno en sus medios.

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