El contexto social de nuestra coexistencia cotidiana destila dolor y lágrimas, si intentáramos su narrativa el género apropiado sería la Tragedia. Encontraríamos un escenario donde es patente el indetenible avance de la inseguridad, sin encontrar dique contenedor, al igual que el avance sin control de la pandemia sanitaria. Quénlo, Prátinas, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Shakespeare, encontrarían aquí rico filón para su expresiva narrativa. Matiz por delante, cuando presidente, Felipe Calderón explicaba los motivos de la guerra al crimen organizado: de seguir como vamos, dentro de poco la delincuencia dirá a los contribuyentes dónde pagar sus impuestos. Sin embargo, el fracaso de las estrategias, combinado con la indolencia de las autoridades de los tres niveles de gobierno, originaron las dramáticas circunstancias en las cuales ahora nos enteramos. En Tamaulipas, familiares de desaparecidos apelan por una “tregua de paz” a Los Ciclones del Cártel del Golfo para buscar a sus familiares: “No buscamos culpables; buscamos a nuestros hijos, hijas, padres, madres, hermanos, hermanas y familiares”. A ese grado ha escalado la desesperación en México, también en esa medida se traduce la evidente inoperancia de las autoridades de antes y ahora. Qué decir del nuevo repunte de contagios en nuestro país, un expediente más del deficiente manejo aplicado para contener, sin éxito, ni los contagios ni las muertes por Covid-19. Narrarlo, ni la comedia ni género lírico se corresponderían con ese triste panorama, la realidad apunta hacia la Tragedia.
