EN GIRA JAROCHA 

*La historia es digna de recordarse. Camelot.  

 

EN GIRA JAROCHA 

 

La piedra muca o piedra de coral, me decía mi hermano Enrique, es la piedra con la cual las grandes construcciones del Siglo XVII en Veracruz se hicieron, decía como arquitecto de premio Pritzker o guía de turistas y las mostraba. Terminábamos la comida de cada 15 días, cuatro buenos amigos, en el Asadero Cien de Plaza Américas, y allí nos tenéis dándole una tour para bajar comida y para conocer más de ese Veracruz de su Centro Histórico. Al cruzar la Antimonumenta, ahora la encontré vacía, no tenía protestas como las tuvo hace días, cuando no se ha hecho justicia a una jovencita asesinada por su novio. Abandonado por las circunstancias y por el tiempo, el centro histórico de Veracruz, en algunas partes altas de Independencia y la calle Hidalgo, algunas construcciones asemejan a la Cuba vieja, donde sus viejas habitaciones se están cayendo, allí donde apenas ayer el presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, según un tuiter de Claudio X. González, Díaz Canel le daba las gracias al presidente AMLO por haber enviado “ayuda solidaria del pueblo mexicano. Combustible, alimentos, útiles médicos y 50 carros patrulleros para reforzar la vigilancia revolucionaria”, lo que paró los pelos de punta a muchos mexicanos, porque una cosa es enviarles comida y medicinas y otra carros para reprimir al pueblo. En fin. En ese recorrido vimos los abandonados edificios. Tomé algunas gráficas. No se pueden reconstruir porque no hay dinero para ello, alguna vez el gobernador Agustín Acosta Lagunes quería hacer algo, pero no hay cash que alcance, además, la mayoría son propiedades privadas y la mayoría, las que no están abandonadas, son de rentas congeladas y los catalogadores son los del INAH, que no quieren que muevan una piedra. Por allí llegó Hernán Cortés, aunque ahora disguste a este gobierno, y Veracruz le honra, como pocos sitios, con una calle. Por aquí también llegó Maximiliano y por allí salió cuatro años después en un ataúd, lleno de balazos cuando Juárez mandó a fusilarlo en el Cerro de las Campanas. Aquí se celebra el mejor carnaval del mundo, después de Brasil, con Pérez Fraga al frente. Aquí conocieron los primeros caballos que traían los Conquistadores y los cañones y el acero y la ballesta. Y los primeros ferrocarriles en tiempos de Porfirio Díaz, de la familia Escandón, orgullosos orizabeños. 

 

TODO ES HISTORIA 

 

Todo es historia en esta parte que recorríamos, cruzamos el Hospital Militar, donde las bardas foráneas se conservan igual, pero por dentro ya han construido, llegamos al gran edificio de puros La Prueba, lleno de esta piedra muca (no confundir con la múcura está en el suelo, es muca), habíamos recorrido parte de la calle de Notiver para entregar un libro y pasamos al lado de los afamados: “Pásele, güero, güero”. Ese edificio de La Prueba debió haber sido bellísimo, luego al parque Ciriaco Vázquez, donde dice Wikipedia que fue el primer parque en el estado y tuvo la escuela Francisco Javier Clavijero, hace 130 años. Construido alrededor de 1881, tiene una relevancia importante debido a que por aquí era donde pasaba parte de la Muralla que antes resguardaba Veracruz, la cual se comenzó a demoler en 1880, junto con su Baluarte de San Javier. Tiene al frente una estatua de Nicolás Bravo y al fondo una más pequeña de Madero. Pura historia. Había llovido casi todo el día, el agua iba y venía, a veces ‘pringa’, como dicen en Tierra Blanca, o cae el ‘chipi chipi’, como dicen los orizabeños, lloviznaba, pues. La tarde caía, los edificios viejos resistían el paso del tiempo, dormitan entre el salitre y la lluvia y la humedad, muchos de ellos desde sus ventanas les salen grandes árboles de hule, como si fuera un film de Steven Speilberg. La historia de ese Veracruz histórico que se niega a morir, con todo y que la gente de comercio ha emigrado a otros lados, y la crisis de la pandemia llevó a un severo cierre de comercios y cortinas abajo. De salida, de regreso más bien dicho, un alto en La Parroquia de 800 mil años en Ruiz Cortines, a una champola de guanábana y una bomba con mantequilla y un lechero, y a tomar la mugre autopista de Capufe de regreso, ahora la encontré bien, sin atascos. Muy cerca de allí está La Antigua, donde aún se conserva el árbol de Ceiba donde Cortés amarró sus naves y donde está su casa, la Casa de Cortés, en ruinas y con las raíces de los árboles en todo su esplendor, pero esa es otra historia para otro día. En La Antigua, donde también este caminante ha estado un par de veces y allí se comen unos cocteles de camarones de primera. 

www.gilbertohaazdiez.com