Balance catastrófico en el PRI

Si el diagnóstico sobre el futuro inmediato del Partido de la Revolución Democrática es de elocuente pesimismo, el del Partido Revolucionario Institucional no va a la zaga en cuanto a los negros nubarrones que se ciernen sobre sus lamentables condiciones después de perder elecciones en 8 de las entidades en las cuales gobernaba. Los opositores al actual dirigente nacional priista, Alejandro Moreno, cuya remoción exigen, apuntan que el PRI después de la reciente elección “dejó de gobernar a 16.9 millones de ciudadanos…” y ahora gobierna en solo cuatro entidades. Todavía peor: el panorama hacia el futuro no se aprecia optimista, porque en 2022 habrá elecciones en Oaxaca e Hidalgo, con amargas predicciones de una derrota anunciada. y para 2023 serán renovadas las gubernaturas Y en 2023 en Coahuila y Estado de México elegirán gobernadores, también con pronósticos reservados. Es decir, territorialmente, el PRI ya no contaría con la fuerza electoral de gobiernos afiliados. No es buen síntoma el pírrico aumento de diputaciones ganadas en junio pasado respecto a 2018, es decir la recuperación no es perceptible. Ante esas circunstancias el PRI requiere de un genuino sacudimiento, y no se cree que el afamado “Alito” tenga los arrestos para infundírselo.