Delincuencia, compite contra el Estado

Acreditar “históricamente” su gobierno, es la preocupación del presidente López Obrador; no podrá hacerlo, dice, si no reduce la violencia en el país. Aunque eso de “reducir” la violencia es de significado muy abstracto, la promesa inicial del presidente fue de terminar con la inseguridad pública en el país, casi en automático con solo ganar la presidencia, algo parecido a lo ofrecido por Vicente Fox de resolver el problema de Chiapas en solo 15 minutos. Aunque sin resultados fructuosos a la vista, dice el presidente que “no va a ser fácil, ahí vamos, poco a poco, pero seguro.” Lamentablemente, en la realidad no hay constancia de su dicho, mucho menos de avances sustantivos con la aplicación de su reiterada estrategia de “abrazos, no balazos”; partes importantes del territorio nacional son dominadas por la delincuencia, Tamaulipas, Zacatecas, Sinaloa, Michoacán, Chiapas, etc., dan cotidianas muestras del avance delincuencial en el dominio territorial, sin que haya poder efectivo que les haga frente. “Aguililla”, en Michoacán, es preocupante caso a la vera de todo México, y lo peor, las agresiones a las fuerzas armadas sin respuesta alguna no presagian buenos resultados “para garantizar la paz y la tranquilidad” de que habla el presidente.