Cuidado, xalapeños / ÓSCAR PEDRO REYES CASTELÁN

La amarga experiencia que han padecido los habitantes del puerto de Veracruz en los últimos 14 años tendría que servir de referencia a los xalapeños para oponerse, desde ahora, que se autorice la instalación de parquímetros…

Tal como pretenden las autoridades municipales en el centro de la ciudad y zonas de alta concurrencia de consumidores, dado el jugoso negocio en que convirtieron para la empresa concesionaria, y hasta de los funcionarios, por tantos abusos que se cometen en contra de los automovilistas. Hay pros y contras. El principal argumento esgrimido es de que en las zonas donde existen estacionómetros hay más dinamismo comercial y mayor venta, lo que no sucede cuando los espacios públicos son ocupados por vehículos de los empleados de esos comercios o de vecinos, impidiendo a la clientela la disposición de lugares donde aparcar sus autos para realizar sus compras, lo que los aleja y prefiere concurrir a las plazas comerciales. Bajo ese razonamiento, y sin mayor análisis, los gobiernos municipales cedieron a la regulación pagada del estacionamiento en las vía pública, sin considerar en ningún momento la protección de los consumidores, o turistas, como en el caso del puerto jarocho. En un principio se colocaron máquinas manuales para insertar monedas, con un tiempo disponible que podía observarse en éstas, y si el dueño del carro dejaba libre ese espacio antes del vencimiento autorizado, cualquier otro podría ocupar ese tiempo sin necesidad de meter más monedas, hasta que se agotaba. La ambición hizo que la empresa concesionaria retirara esos equipos y los sustituyó por otros que impiden otorgar ese saldo disponible a otro. Los nuevos dispositivos exigen identificar la placa del carro y pagar el tiempo que se necesite, sin que sea transferible, aunque se ocupe menos del tiempo pagado. Además, apenas transcurren cinco minutos de vencimiento, o 10 a lo máximo, y la empresa procede a colocar inmovilizadores, aplicando una multa de más de 170 pesos. Existen casos, incluso, de que el cliente demuestra el pago del servicio de aparcamiento, pero una vez puesto el candado a la llanta del automóvil, tiene que pagar esa multa. Por eso han ocurrido enfrentamientos a golpes entre clientes y empleados de la empresa concesionaria, y aunque los abusos son cada vez son cada vez más frecuentes, son ignorados. Eso es lo que puede repetirse en la capital del estado, que tendría que aguantar esos abusos por el periodo de la concesión, de 10, 15 o 25 años. ¿Vale la pena? Véase otra irregularidad. La empresa Zeus que opera en el puerto heroico, se comprometió en el papel a entregar al gobierno municipal un 27 por ciento de lo recaudado por el funcionamiento de parquímetros; sin embargo, lo que se reporta de ingresos es evidentemente ficticio, pues no existe no control real de lo que ingresa diariamente en cada aparato, y por lo cual esa entrega finalmente queda sujeta a una cuota mensual que no corresponde a ese porcentaje, independientemente de los ingresos por multas a los automovilistas. Y el dinero, supuestamente destinado al mantenimiento de zonas de cobro por estacionarse en la vía pública, simplemente no se notan.

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