POR: JOSÉ MUÑOZ COTA
(In Memoriam)
La expresión es propiedad del Dr. Jaime Torres Bodet. No sólo acusa una vocación, sino que deslinda una existencia.
Pienso, mi aversión a la lógica es reflejo de una mala educación sentimental.
Una novela me heredó esta línea: todo el sexo en el intelecto; más ajustada a un espejo, esta otra: las pasiones mandan por encima del corazón.
La lógica, enemiga del élan aventurero, prohibiría los trapecios: alérgica a los riesgos; el instinto de vagar en pos de lo infinito. Es la lucha de clases del orden contra la aventura. Gorki descendió del árbol genealógico de los vagabundos: pero ya nadie lee sus libros.
Y sin embargo la lógica propende a la inmovilidad, al quietismo y a la contemplación. Es la diferencia con el disparate que revela la inconformidad de los románticos que, todavía hoy, siguen desesperadamente fieles a la utopía.
Hablan del cambio; pero prefieren la comodidad de las situaciones hechas.
Incluso cuando se clama por la libertad. Concluyó Paul Eluard: “Sólo he nacido por verte/ por nombrarte/ Libertad”, pero cuando ya se goza de la libertad, se siente miedo de tenerla y se renuncia a ella, aceptando una autoridad. Esto es lo que explica el Dr. Erich From.
A no ser que admitamos que la locura tiene su lógica y que es la más razonable de la vida; que el orden y la libertad no se pelean; y, por último, con Pascal, que nuestra ignorancia impide ver la lógica del corazón desbocado.