Fuera máscaras

Por muchas razones ha sido intenso el proceso electoral en curso, muchos factores de nueva generación contribuyen a la aparición de conductas ciudadanas antes no vistas: la coexistencia con una pandemia sanitaria, por ejemplo, obligando al confinamiento precautorio, es una de ellas. La integración en las diversas plataformas de grupos proclives a hacer campaña por el partido de su conveniencia, es otra. Destaca la polarización incluso en el seno familiar y lugares de trabajo entre simpatizantes y detractores de las alianzas más competitivas en pugnaz contienda. Esto último es lo más lamentable, pero también explicable porque México está en la coyuntura de un cambio. Si bien la elección del 6 de junio es la “más grande” por el grueso número de cargos de elección en juego, también lo es porque lleva inherente el dilema del camino a seguir: el trazado por el gobierno de la CuartaT, o el de quienes avizoran malos presagios si se va en esa dirección. La moneda está en el aire, a la espera de que la voluntad expresa de 93 millones de ciudadanos empadronados para votar señalen el camino a seguir.