LOS TRES LIBROS 

*Dante Alighieri, en el tercer canto de la Divina comedia, le pregunta a Virgilio, su guía hacia el Infierno, “¿Qué son esos suspiros, gritos y llantos que retumban el en aire sin estrellas?”, y éste le responde que “vienen del Anti infierno, donde son castigadas las tristes almas que vivieron sin infamia y sin honor. Son los ignavos, almas que en vida no hicieron ni el bien ni el mal, por su elección de cobardía”. Camelot. 

 

LOS TRES LIBROS

 

Un amigo que viaja seguido a España, cada que va le pido algún libro. Me veo muy habilón. Ahora fueron tres, que tengo en lista de espera. El de la gran periodista y escritora, Irene Vallejo: ‘El infinito en un junco’, un librazo de una de las mejores novelistas y columnista del diario El País de España, la invención de los libros en el mundo antiguo, una verdadera joya para leerse, el otro: “No le des más whisky a la perrita”, la biografía autorizada y escrita por periodistas, del gran columnista español, el más leído de España, Raúl del Pozo, quien era amigo del empresario cafetalero cordobés, Domingo Muguira Revuelta (QEPD) y cada que iba a España Muguira se lo llevaba a Marbella a jugar golf, el mejor columnista del diario El Mundo de España, el que ocupó el lugar del gran Francisco Umbral; y, por último, el del Rey Juan Carlos, del gran escritor Jaime Peñafiel, quien mejor ha retratado la vida de los reyes, se llama: “Los reyes también lloran”, libro que le llevaré a mi hermana flor, que es monárquica, y por si faltara algo más, un amigo me recomendó comprara el de Guillermo Arriaga, ‘Salvar el fuego’, que retrata la crudeza de este México lindo y qué herido, en el Sanborns de Slim lo compré, carón, 400 y pico de pesos, pero me dicen que vale la pena. En esas ando.

Luego de revisar las revistas, busqué un disco del gran Raphael, donde hace un dueto de primera con Manuel Carrasco, aquella rola de Julio Iglesias, ‘Me olvidé de vivir’, dueto extraordinario en ese disco llamado 60, por los años del gran Raphael en el canto, y ahí viene incluida Alfonsina y el mar, la desgarradora canción dedicada a la poeta Alfonsina Storni, que se suicidó en un balneario de argentina, dejándose llevar por las olas del mar: “Te vas Alfonsina con mi soledad, ¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?, que han cantado cientos de intérpretes, entre ellos Mercedes Sosa, su autora, y también me acordé que en el café Tortoni, de Buenos Aires, Argentina, Alfonsina, que nació en Suiza, hija de padres argentinos, pero vivió y murió como argentina, tiene un espacio de ese café que data del año 1858, en la avenida de Mayo, en una esquina tienen unas figuras de cera del poeta Jorge Luis Borges, el cantante Carlos Gardel y la gran Alfonsina, y allí me retraté una vez entre esas figuras.

 

EN PLAZA VALLE

 

El atarantamiento del Vértigo postular me tenía enjaulado en casa, entre la lluvia y mi llorar, como cantarían los Hermanos Carreón, o entre la tele y el reposet, que ya me hablaba y me decía: Ya vete a dar la vuelta. Pues ayer tarde decidí salir y dar la vuelta. Tardes orizabeñas que son frescas y que sirven para agarrar aire puro del bueno, porque aquí hay poca contaminación, en tiempos de pandemia todos los animales han salido, como aquellos osos que se vieron en Monterrey y que se atrevían a dar un rol.  Fui a Plaza Valle por un disco y un libro y por ahí me tomé un café descafeinado en Italian Coffe, vi las tiendas que están abiertas y, aunque algunas cerraron, otras llegaron a ocupar sus lugares. Para ser media semana tenia buena vida, circulaba la gente, entraban a las tiendas y luego me fui a donde está el sitio de comidas rápidas y todos estaban vendiendo. Atrás quedaron aquellos difíciles días en que permanecían cerrados y daba tristeza. Pero ahí va la plaza y debemos salir con cuidado, cubrebocas y sana distancia, para activar esa economía local nuestra y que los empleados conserven sus trabajos y todo sea de bienestar. Gastemos y compremos en nuestras medidas, y cuidémonos todos.

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