UNA DE ACOSTA LAGUNES 

*De Jardiel Poncela: “Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa”. Camelot. 

 

31 de marzo, último día del mes y cae en miércoles de Semana Santa. El día que se reúne el Sanedrín con Judas Iscariote y el tribunal religioso judío, para condenar a Jesús. Días difíciles para nuestro México, cuando una nota le dio la vuelta al mundo en donde unos macuarros policías, emularon a los policías gringos y le quitaron la vida a una mujer salvadoreña, lo que hizo que medio mundo se indignara, más de medio mundo. La brutalidad policiaca en nuestro México lindo y qué herido, no solo contra los hombres, contras las mujeres en lo que resultan ser feminicidios. Ahora no he salido a la calle y no tengo registros de qué cosas pasan, poco leo y solo veo noticieros y películas, no le puedo hacer al Ampudia que todos llevamos dentro y las redes sociales, sospechosamente están muy tranquilas en contra de AML. Le han dado duro a Ricardo Benjamín Salinas Pliego, el dueño de TV Azteca y Elektra y dueño de muchas de nuestras quincenas, para los que le debemos, que arremetió contra el INE como si fuera el policía electoral del mundo. En twiter, donde acostumbra crear polémica le dieron duro, pero de ahí en fuera parece que la Semana Santa los calmó a todos.  

 

UNA DE ACOSTA LAGUNES 

 

Agustín Acosta Lagunes (q.e.p.d.) fue un buen gobernador para los orizabeños, me dice por la mañana un fiel admirador de su sexenio. Haría falta un homenaje a él, insistía. 

Ponderaba las obras de gobierno. La pavimentación total -con todas sus afectaciones y liquidaciones-, de la Calle Real, antiguo paso de carretas de 4 kilómetros en la pluviosilla orizabeña.  

Eso ocurrió, recordé, en tiempos de José López Portillo. 

Insistía: el Museo de Arte del Estado fue gracias a él. Y a Dante Delgado Rannauro. 

Las obras de los Diego Rivera fueron compradas a marchantes dónde el viejo se los encontraba. Adorador de la cultura, Acosta Lagunes entraba a museos y a dónde pudiera compraba obras que engalanaron el Museo del Estado. 

Trajo un par de veces, decía en defensa el interlocutor, a Roberto Hernández, dueño de Banamex. La Fundación Banamex fue de gran apoyo para las obras del Museo.  

La habilitación de los claustros. 

También en su época de gobernador, hizo venir al expresidente Miguel Alemán Valdés a un homenaje, pues sucede que aquí estudió en la escuela Melitón Guzmán, que portaba la ‘banca más grande del mundo’, porque todos decían haber sido compañeros de pupitre del presidente de la República.  

Traía al hijo, Miguel, socio de Azcárraga en Televisa, para que se fuera acostumbrando a oler los aires veracruzanos. Tiempo después fue gobernador de Veracruz. 

En ese tiempo fue presidente municipal, Isaías Álvaro Rodríguez Vivas, el orgullo del barrio de la Brisa Jarocha. Otro hombre ya fallecido.  

Gente consentida de Dante Alfonso Delgado Rannauro, que cuando gobernador del cuatrienio le hizo que viniera por la segunda ronda a la alcaldía de Orizaba. 

Poderoso caballero es ser gobernador. 

El dedo flamígero apunta a donde se quiera. 

Quizá falte el homenaje y reconocimiento que se le debió haber hecho en vida al viejo Acosta Lagunes. Lo de viejo es con todo respeto. 

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