Como era antes, es ahora

El caso fraguado contra Rogelio Franco es típico de la usanza legaloide de antaño, cuando solo los chicharrones del PRI tronaban, cuando por no gustarle al presidente de la república se desaparecían poderes estatales o bien por una rivalidad amorosa, el todopoderoso mandaba a enclaustrar al adversario, el método a seguir era formularle cargos mandando a emisarios previamente contratados para levantarle cargos. Ese método se revive en la actualidad con frívola fruición, nada para el asombro. Ahora, a Rogelio Franco (quien disfrutó de la posición de Secretario de Gobierno con funciones de a mentiritas porque con Yunes Linares la operación se centralizaba en el gobernador), se le dictó prisión preventiva por 8 meses por el delito de ultrajes a la autoridad (jaloneó a un policía a quien rompió la camisa y está al borde de un conflicto psicológico, dicen). Es el clásico método del “pega luego averiguas”, porque de esta manera Franco quedará en prisión durante la campaña y colateralmente pierde la oportunidad ya puesta en bandeja de ser diputado federal. Así pasa cuando sucede.