Vulgaridad política / ÓSCAR PEDRO REYES CASTELÁN

De la ofensa pasaron al lenguaje vulgar y al insulto; no fueron cualquier tipo de personas, sino entre las más altas autoridades de Veracruz, el Gobernador del estado y el Alcalde porteño los que volvieron a protagonizar un vergonzoso espectáculo público que muestra un patético nivel de la política.

No es la primera vez que sucede, y seguramente tampoco la última. Ellos, y el secretario de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, así dirimen sus diferencias. En esta ocasión, evidentemente Cuitláhuac García Jiménez se dejó influenciar por un dato falso que le llevaron y sin confirmar esa información lanzó un dardo que lastimó a una dama porteña, suegra del edil Fernando Yunes Márquez, acusandola “saltarse” la fila que hacían decenas o cientos de adultos mayores al ser ayudada para meterse por una puerta trasera a fin de ser la primera, o de las primeras, en ser vacunada contra el Covid-19 en el Módulo de Atención de Salud instalado en el Club de Leones. La historia fue desmentida de inmediato, con pruebas, por la propia señora María Elena Díaz Vega, con foto donde aparece sentada esperando turno para vacunarse y copia de su credencial del INE con domicilio que corresponde a la zona de ese puesto de vacunación, y con toda razón exigió una disculpa pública del mandatario, quien prefirió guardar silencio. Ese tropiezo lo aprovechó bien Yunes para contraatacar, y retó al Gobernador a mostrar el comprobante falsificado de domicilio al que hizo referencia el Ejecutivo estatal “y si lo hace, renuncio”. Llevan rato esos desencuentros. Iniciaron con su padre, Miguel Ángel Yunes Linares, siendo gobernador, quien tildó de “loco” al entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, e infructuosamente lo retó a debatir; siguió esa misma línea su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, en su campaña de candidato a gobernador, con palabras ofensivas contra el tabasqueño. Las ofensas cesaron cuando AMLO ganó la elección de presidente, pero continuaron entre Cuitláhuac y Fernando. El Alcalde, en días pasados, recibió un mensaje con sello de Palacio de Gobierno: el Orfis lo acusó de irregularidades en el manejo de recursos públicos y daño patrimonial por más de 13 millones de pesos. Tal vez eso eso motivó la reacción verbal del presidente municipal, quien dijo que espera más ataques del gobierno morenista. Las discrepancias, por más que sean golpes bajos, no justifican ese lenguaje vulgar utilizado; pero más importante, ambos le deben respeto a la sociedad que los eligió como sus representantes. No es nada edificante ese intercambio de ofensas, y sí provocan una peligrosa animadversión entre quienes se identifican con ellos, tanto de sus gobiernos, como de sus partidos. ¿Ese encono puede reflejarse y salirse de control durante las elecciones que vienen? Es probable. Cuidado con esos malos ánimos que transmiten en la población los líderes políticos. Mucho cuidado.

El candidato de Podemos a diputado local por el Distrito XV, Manuel del Río Argudín, realizó proselitismo en un módulo de vacunación del DIF de Matamoros, en el municipio de Veracruz, bajo el pretexto de repartir café y pan a los mayores de 60 años que hacían fila para recibir su dosis contra el Covid-19. Vestía casaca de su partido y aunque fue reconvenido por el personal de Salud, hizo caso omiso y entregó gorras y propaganda. Lamentable que eso ocurra, y este caso debe servir para que el OPLE sancione ejemplarmente a este personaje y al partido que lo postula, para evitar que ese mal ejemplo cunda en el resto del estado.