CUANDO LOS NOMBRES CAMBIAN 

*De Julio Cortázar. “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Camelot. 

 

CUANDO LOS NOMBRES CAMBIAN

 

Desde que nació Mee Too, el mundo no volvió a ser igual. Lo que antes en Hollywood era deleite, hoy se convirtió en delito. Si no, que se lo pregunten al tentón Harvey Weinsten, que ha sido condenado a veintipico de años en la cárcel, por acosador y violador. Nadie se salva, hasta Vicente ‘Chente’ Fernández, por agarrar una chiche de tentón, le fue como en feria (La palabra chiche tiene el significado de “mama, teta” y viene del náhuatl chichi) y ayer en los canales internacionales, como Primer Impacto, aclaraba su mano tenebrosa. Ay Chente. Luego, se fueron sobre los símbolos de los indios y los negros. Vino una especie de racismo a la inversa y equipos afamados, que tenían en sus cascos a un piel roja, tuvieron que quitarlos y borrarlos, cuando esos penachos se veían poca madre. Pieles Rojas de Washington fue un ejemplo. Ahora van con los animales y no tardan y a los Delfines de Miami, le quiten ese delfín por los protectores del reino animal. Un ejemplo, Disney retiró tres películas por motivos racistas: Peter Pan: donde se llama pieles rojas a los indios. Aristogatos, por estereotipar un gato asiático y Dumbo, por mostrar afroamericanos esclavizados. A veces el mundo no se entiende, bien lo dijo Del Pozo: “Mientras los animales no se rebelen en la granja, no ocurrirá nada. En las historias antiguas y en los libros sagrados las bestias hablaban. En la Biblia, la serpiente fascina a Eva con el Árbol del Bien y del Mal. También habla la burra de Balaam y los palos se convierten en serpientes. En la vida real, a excepción del loro que habla al oído del pirata, de los grajos que se posan en los hombros de los balleneros, los animales no hablan. El hombre es el único homínido que se comunicaba con mímica y gruñidos, aserraba el aire y decía: «Ugh».

 

MAMA MERKEL SE DESPIDE

 

Los alemanes la eligieron para dirigirlos, y ella dirigió a 80 millones de alemanes durante 18 años con competencia, habilidad, dedicación y sinceridad.  Estos dieciocho años de liderazgo de la autoridad en su país, no se registraron transgresiones en su contra. No asignó secretarías a ninguno de sus familiares. No afirmó ser la hacedora de glorias. Sacó millones de ella, ni nadie animó su vida, no recibió cartas ni juramentos, no luchó contra los que la precedieron y no la disolvieron. La sangre de sus compatriotas. No dijo tonterías. No apareció en los callejones de Berlín para ser fotografiada.

Es (Ángela Dorothea Merkel) la mujer que fue apodada “La Dama del Mundo” y fue descrita como el equivalente a seis millones de hombres.

Ayer, Merkel dejó la posición de liderazgo del partido y se lo entregó a quienes  la siguieron, y Alemania y su pueblo alemán están en las mejores manos.  (Somos los mayores del país), dieciocho años y no se cambió la ropa vieja.

Dios sea con este líder silencioso. Dios sea con la grandeza de Alemania.

Una vez, en rueda de prensa, una periodista le preguntó a Merkel: ‘Notamos que su traje se repite, ¿no tiene otro?’

Ella respondió: ‘soy una empleada del gobierno y no una modelo’.

En otra rueda de prensa le preguntaron: ¿Tiene empleadas domésticas que limpian la casa, preparan comidas, etc.?

Su respuesta fue: ‘No, no tengo trabajadoras y no las necesito. Mi esposo y yo hacemos este trabajo en casa todos los días’.

Se le extrañara, sin duda.

www.gilbertohaazdiez.com