LA TOMA DE BIDEN O CUANDO EL OTRO SALIO POR PIERNAS 

*Si hubiera una nación de dioses, éstos se gobernarían democráticamente; pero un gobierno tan perfecto no es adecuado para los hombres. Camelot. 

 

LA TOMA DE BIDEN O CUANDO EL OTRO SALIO POR PIERNAS

 

8.30 de la mañana del 20 de enero. Muy temprano anuncian los medios impresos y electrónicos, que Donald Trump salió por piernas (eso es mío), abordó el Air Force One y se fue para nunca más volver. Eso esperan muchos, demócratas y republicanos. Es la 244 ceremonia de este tipo, desde que los padres fundadores de la patria les dejaron este esquema de democracia que hoy se dividió entre los hunos y los hotros, por parafrasear a Unamuno. Sin gente, poca gente, escasamente unos mil invitados por dos cosas, la pandemia, y el casi golpe de estado que perpetró Trump y sus huestes racistas.

Hay más soldados que en Irán y Afganistán juntos, dicen los enterados.

Allá hace frio. Aquí en Veracruz llueve y llueve, como aquel día que llegaron las lluvias, la vieja canción francesa. Es un evento como el tiempo de la guerra de secesión, aunque no estén en campos de batallas, se dividen tirios y troyanos por una patria a su modo, la de los de la derecha, para que allí no habiten ni negros, ni latinos, ni mexicanos ni musulmanes ni asiáticos, la quieren como una isla para ellos. Y los otros.

Desde aquel 6 de enero, día que llegaban los Reyes Magos, llegó una turbamulta que les cambió el mundo y la manera de pensar.

Nunca antes nadie se había atrevido a tanto, más que los ingleses en aquella guerra de Independencia. Pero les tocó un loco con más de 80 millones de votos, y había que apechugar eso, no siempre las democracias funcionan  a gusto.

 

VOLVERE DE ALGUNA MANERA

 

En tiempo comienza la ceremonia. Llegan los expresidentes, Bush, Clinton y Obama, Jimmy Carter en casa, malito. El presidente y la vicepresidenta. Juramenta Kamala Harris, se lo toma una latina hija de puertorriqueños, nominada a la Suprema Corte en tiempos de Obama. Canta Lady Gaga el himno, y Jennifer López tira su palomazo. Llega el Cura y bendice ese acto de 244 años de antigüedad, así lo dice. El diablo va llegando a Florida en el Air Force One, el diablo anda suelto, lo queremos vivo o muerto, diría la canción.

Presidente Habemus. No hay lio en las calles, parecería Disneylandia en mitad de semana

Juramenta Joe Biden, a sus 78 años se convierte en el presidente número 46. El segundo presidente católico, después de JFK.

Bastante tiempo le costó llegar, desde el senado donde hizo su carrera de 32años, de toda la vida, a la Casa Blanca, esa casa que, cuando se construía, uno de los padres fundadores, John Adams, rezó porque esa casa solo pudiera ser habitada por gente buena y honesta.

Un día se les atravesó el Diablo pero ya va rumbo a Florida.

A sanar las heridas que deja a ese país. Dividido. Enfrentado. La historia lo juzgará como se debe, porque la historia, lo dijo Barack Obama: “no siempre va en línea recta, a veces zigzaguea”.

Tira su spitch el presidente y habla de la unidad, de la grandeza de ese país, al que le fue asaltada la democracia en el Capitolio, pero sobrevivieron. Un acto que tomó a muchos por sorpresa, y las fuerzas del orden fueron superados. Les quedará marcado y en la historia dentro de 100 años hablarán de ese día nefasto del 6 de enero de 2021, cuando un loco populista, como una vez llegó Hitler a una taberna en Múnich, arengó a la gente para que los supremacistas blancos tomaran ese Capitolio e impidieran el relevo de poderes.

“No sucedió, no sucederá jamás, ni hoy, ni mañana ni nunca, gritaba” Joe Biden en su mensaje a la Nación.

El hombre que por años se transportó en tren de Delaware al Capitolio, ahora era el presidente número 46.

El otro, el número 45, amenazó: “Volveremos de alguna manera”, dijo cuando tomaba el Marine One rumbo a Florida. Como Mac Arthur: Volveré. Esta historia quizá continúe. O le aplican bien el impechmeant, o tendrán una piedra en el zapato por cuatro años, en lo que viene la elección intermedia. 80 millones de votos no son cualquier cosa. Hay que aplicarle la ley del monte, o lo destituyen, o les dará mucha guerra.

God Bless América. Se leía en una manta.

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