LAS CENSURAS / Gilberto Haaz

*Te quejas de las censuras de tus maestros, émulos y adversarios, cuando debieras agradecerlas. Sus golpes no te hieren; te esculpen. Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) Médico español. Camelot. 

 

LAS CENSURAS

 

Desde que a míster racista, Donald Trump los dueños de Facebook y de Tuiter (88 millones de seguidores) y de Instagram le dieron tarjeta roja y le marcaron la madre de todas las distancias, por incitador a la violencia, el mundo ya  no fue igual. ¿Se puede censurar al presidente más poderoso del mundo? Pues ya vimos que sí. Si se puede. Lloraron en Palacio Nacional, cuando el amigo presidente AMLO, defensor de Trump, se fue en contra de la censura porque, dice, coarta la libertad de expresión. A él mismo en las redes sociales le hablaron al instante de que era un censurador, cuando había corrido de sus medios a Brozo y a López Dóriga y a Loret de Mola y a otros a los que los dueños de medios les dijeron, vete a descansar un rato mientras estas aguas se aquietan. Y se fueron. Los Padres Fundadores de la patria, en su primera Enmienda hablan de la defensa de la libertad de expresión. Mamá Merkel tampoco estuvo muy de acuerdo que al de los pelos anaranjados le hayan cerrado sus cuentas. Pobre. George Orwel ya lo dijo: “Libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír”. Otro aseguró. “Gracias a la libertad de expresión hoy ya es posible decir que un gobernante es un inútil sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco”.

 

LAS MAQUINAS PODEROSAS

 

Uno puede estar publicando en las páginas de Facebook o en Tuiter. Y puede ocurrirte algo. Lo cuento. Soy un facebookero consuetudinario y por ahí me conecto con algunos lectores de mis columnas casi diarias. Luego intenta uno meter algo y, de repente, viene la llamada de atención de la empresa. Debe ser una maquina robótica súper inteligente, para estar al pendiente de millones que por ahí navegamos. Sucede que la primera vez que me mandaron una llamada de atención, fue un video que publiqué y le quitaron la música, porque, argumentaban con justa razón, que yo mero no tenía los derechos de esa canción. Está bien. Otra vez subí un meme donde Donald Trump aparecía en la portada de la revista Time y enseguida le aplicaron la censura y me enviaron un mensaje que eso era fake news. O sea un No mamy blue. Me tenían apantalladísimo, qué manera de checarte, ni la CIA ni KGB ni Mossad juntos podían hacer lo que estas máquinas milagrosas y listas para la censura. Hubo una más, cuando los sucesos del Capitolio en la toma de los insurrectos, a los dos días surgió el video en las redes sociales donde se ve muy claramente la mano del policía cuando dispara un arma y mata a una de las mujeres que protestaban. A los dos segundos entró un warning y me pusieron casi de rodillas, reclamaban con un mensaje que eso incitaba a la violencia y tenía yo mero que aceptar que me autorizaban a quitarlo. Acepté. Cuando por la noche todas las televisoras exhibieron ese mismo suceso grabado, la muerte de la protestante. He sabido de gente que han dejado como castigo fuera un mes o 15 días, alguno por racista. Uno tiene que navegar con cuidado y no meterse en camisa de once varas. Y se debe no solo legislar, porque los expertos aseguran que tampoco es posible que unos dos o tres dueños de estos medios se transformen en los grandes censuradores, aunque a Trump todo mundo aplaudió le hayan quitados sus cuentas porque, ese bad hombre solo incita a la violencia, y el horno no está para bollos.

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