Incierta reelección de diputados / ÓSCAR PEDRO REYES CASTELÁN

Es indiscutible que la mayoría de los actuales diputados federales han sido útiles, pero al gobierno, no a la sociedad.

En su función, han dejado testimonio de su actuación para aprobar leyes alineadas a sus intereses, y para lo cual echaron a andar la aplanadora que tanto criticaron en los tiempos del PRI y del PAN. Uno que otro ha opuesto resistencia a esos dictados, por ejemplo, Porfirio Muñoz Ledo, siempre lúcido y congruente con sus posturas políticamente correctas, pero casi todos los demás han acatado con obediencia ciega lo que ordenan sus líderes y éstos, a su vez, atienden lo que les marcan desde lo más alto del poder. Los legisladores han asumido su labor como un empleo, remunerado con 152 mil 698 pesos mensuales por dieta, alimentos y atención legislativa, además de seguro de gastos médicos mayores, gratificación de fin de año, fondo de ahorro, seguro de vida y gastos funerarios, algo que muy pocos difícilmente obtendrían en otro trabajo; esa es la razón fundamental por la que 448 diputados que representan un 90% de los integrantes de la actual Cámara de Diputados, van a regresar a sus distritos, pero para pedir nuevamente el voto y poder reelegirse, lo podrían hacer hasta en tres ocasiones consecutivas los que son de mayoría relativa, y una vez los que entraron por la vía de la representación proporcional. La pregunta es ¿realmente esos diputados creen que los ciudadanos van a votar por ellos, bajo el argumento de que siempre velaron por sus intereses? ¿en realidad lucharon por ellos? Hay muchos ejemplos de que, al igual que en el pasado, asistieron a las sesiones para votar en grupo, sin análisis ni debate con los opositores, ante quienes tomaron revancha y pasaron por encima de ellos. Eso ahí, y fuera del “trabajo legislativo”, han sido pocos, muy pocos, los que pueden decir que gestionaron una obra solicitada por los ciudadanos de sus distritos cuando andaban en campaña, y ahora que van a volver a sus casas, colonias o comunidades, seguramente van a volver a prometer que, ahora sí, deben confiar en que tal calle o camino rural se va a realizar, o la obra de alcantarillado para que ya no se inunden, la electrificación, o que ya está programada para éste o el siguiente año o antes de que concluya el sexenio, la carretera que se encuentra en pésimo estado. Muchos, puede jurarse, van a salir huyendo de las comunidades o de las colonias, cuando les reclamen que fueron lo mismo que otros que pasaron a pedir el voto, prometieron mucho y no cumplieron nada, y jamás regresaron. Esa va a ser la realidad en la mayoría de los casos; lo malo es que siguen pensando que ese apoyo que obtuvieron cuando la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador los arrastró al triunfo, digue siendo incondicional y de por vida, y por el hecho de tener un gobierno surgido de su partido van a seguir cosechando triunfos. Habrá sorpresas… y reveses, y ante eso, los partidos opositores de la Alianza PRI-PAN-PRD se frotan las manos por la oportunidad que pueden tener para lograr espacios en el Congreso, aunque eso también depende de que postulen a buenos candidatos; en algunos distritos del estado, los veracruzanos podrían refrendar ese respaldo a los diputados de Morena que al menos mantuvieron contacto con sus electores, que fueron muy pocos. De los demás diputados, en el PRI y el PAN hay elementos que trabajaron y estuvieron atentos a votantes. Dos casos pueden ser ilustrativos. La panista Mariana Dunyaska García Rojas y la priista Anilú Ingram Vallines, ambas con interés de participar como candidatas a la alcaldía de Veracruz, pero ante la improbabilidad de lograrlo, decidieron presentar jugar nuevamente sus cartas para la reelección, donde tienen las más amplias posibilidades de obtener el triunfo electoral.

Escriba a opedro2006@gmail.com