LA ÚLTIMA SEMANA / Gilberto Haaz

*La última y nos vamos. Camelot. 

 

LA ÚLTIMA SEMANA

 

Es un fin de año inédito, atípico, diría un literato. Ahora no podremos cantar aquella rola de Yo no olvido al año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas. Ahora no. Es el año de la maldad y del virus y de las más de 120 mil muertes que este gobierno del enterrador Gatell y el patrón de las mañaneras, suman y suman y no dejan de sumar. La gran disputa entre los empresarios y gobernadores con el gobierno federal. El patrón ya aceptó que la gente puede ser vacunada por otras áreas que no sean las de gobierno, trascendió que Grupo Bimbo quiere 400 mil dosis para sus empleados, y el gobierno debe entender que los gobernadores de la alianza y la oposición tienen todo el derecho de que compren las vacunas oficialmente y reguladas por la ONU y los estándares mundiales, porque al paso que vamos con la pinchurrienta compra de vacunas, pasará todo el año y no podremos ser vacunados, y los que podamos comprarlas, a hacerlo. Murió Manzanero y el mundo de la música enlutó. El hijo, Juan Pablo, escribió al diario Reforma que el padre se había descuidado y por ir a una fiesta se contagió y murió. Todo mundo envió pésame, solo falta el de Luis Miguel. Descanse en paz.

 

LO QUE SE VE Y SE OYE (LA TIERRA PROMETIDA)

 

Es día de escribir sobre lo que se ve y se oye. Entre los juegos del futbol americano, y la liga española y las noticias del día, aunque ahora medias flojas porque los comunicadores titulares andan de fiaca, al igual que los columnistas de prestigio andan de vacaciones de Fin de Año. Por las noches, después de dar parte de la vida a Netflix, se mete uno a los libros. Mi hijo me llevó el de Barack Obama, La tierra prometida. Debo decir que al principio lo vi con recelo, no quería empezar a leerlo, la hueva me ganaba, luego las biografías de los políticos encumbrados empiezan con su niñez y esos episodios, hay veces no llaman mi atención. Es un libro de 800 y pico de páginas, me sorprendió, el talento del primer negro que llegó a La Casa Blanca es innegable, la primera noche devoré páginas, hasta que me dieron las dos de la mañana, como a Joaquín Sabina, y a echar la meme. El político que más rápido llegó a presidente de Estados Unidos, con una sola elección de senador fue, poco a poco, encumbrándose y a medio camino de la senaduría ya era mencionado para competir por los demócratas. Tenía dudas, era muy rápida su carrera, todo lo contrario de John F. Kennedy que, cuando senador, su equipo le decía que esperara para lanzarse, Kennedy les dijo que era ya tiempo y se lanzó y ganó la presidencia. Obama todo lo contrario, dudaba y dudaba, hasta que una mañana el presidente de los demócratas le dijo que su nombre sonaba fuerte y que se preparara para competir contra Joe Biden y Hillary Clinton, sus contrincantes. Dudaba, y se fue a ver al Tigre de los senadores, al congresista Ted Kennedy. Cuando llegó a esa oficina, los recuerdos de Camelot llevaron la mirada de Obama a la tristeza. Ted Kennedy le dijo que no todas las veces, cuando uno quería, se podía, pero había veces que el destino o las circunstancias querían que uno fuera por ese camino, y Barak, al salir del despacho del apellido de la familia más poderosa de Washington, los Kennedy, llevaba la bendición de uno de ellos. Lo demás, es sabido de todos y apenas llegaré a esos capítulos. Ganó las primarias y ganó la elección para convertirse en el primer Afroamericano en tocar esa gloria. Obama ganó la elección con el 51% de la votación popular, el primer presidente demócrata en lograr la reelección con la mayoría del voto popular (más del 50%) desde Franklin D. Roosevelt y el primer presidente que ganó tanto la elección como la reelección con la mayoría del voto popular desde Ronald Reagan. Un buen libro.

www.gilbertohaazdiez.com