Los escándalos por los casos del pasado: ¿caídas de candidaturas?

Dos casos del pasado sacuden los escenarios político y social de Veracruz y tendrán aún mayor repercusión local.

Se trata de la muerte de Ernestina Ascencio, ahora retomada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y del asesinato de la periodista Regina Martínez retomado actualmente por una investigación periodística internacional.

Localmente estos casos tocan directamente a Fidel Herrera y a Javier Duarte, pues eran gobernadores cuando sucedieron, y a algunos de sus entonces colaboradores. Ya se verá cómo termina esto en el aspecto legal, sin embargo también habría coletazos en el ámbito político de la actualidad.

Por lo que respecta a la muerte de la señora Ernestina Ascencio, una indígena náhuatl que vivía en el municipio de Soledad Atzompa en la sierra de Zongolica, la versión más extendida es que fue violada y asesinada por soldados en febrero de 2007.

Grupos indígenas y activistas sociales lograron llamar la atención y el asunto desembocó en un escándalo. En aquel tiempo se dijo que desde la cúpula de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la que era titular el general Gerardo Clemente Vega García, se intervino para obligar a las autoridades de Veracruz a elaborar informes que favorecieran a los soldados. Fuentes que vivieron muy de cerca ese caso afirman que solo hubo un error, garrafal, el cual permitió que se pusiera en duda el informe oficial: personal de Servicios Periciales de la Procuraduría de Justicia, a cargo de Emeterio López Márquez, no cumplió con todos los pasos a seguir en las autopsias, haciéndola superficial. Concluyeron, sin el rigor debido, que la señora Ernestina falleció derivado de un mal de salud y que los golpes que presentaba eran porque cayó, agregando que la fauna depredadora de esa zona le había mordido parte del cuerpo.

Ante la presión social, hubo una nueva autopsia, ordenada por la intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que llegó a la misma conclusión, pero la duda quedó sembrada. Emeterio salvó el cargo dado esa segunda autopsia y el caso terminó llevándose a la CIDH, que en estos días lo aborda públicamente.

Una versión más señala que ciertos grupos propiciaron ataques al Ejército, pues parte de la labor en la sierra de Zongolica era eliminar sembradíos de mariguana y no querían a los soldados en esa zona.

En estos días ya vimos que el gobierno de la 4T sostiene la misma versión, dados los informes con los que cuenta.

Por lo que respecta al crimen de Regina Martínez, la investigación internacional que realizaron periodistas es otra sacudida.

El primer zarandeado es el exgobernador Fidel Herrera, a quien la referida investigación lo relaciona con “amistades tóxicas” cuando se desempeñó como cónsul de México en Barcelona.

Esas “amistades tóxicas” no son otras que gente supuestamente vinculada a la delincuencia organizada, lo que también se dijo aquí cuando fue gobernador, cuestión que es asentada en el reportaje.

La primera parte de la investigación termina así: “Afectado por un derrame cerebral, Herrera, de 71 años, siempre ha negado las acusaciones. Su hijo Javier dice hoy a través de Twitter que su padre está demasiado débil para responder a las preguntas”.

Y sí, Fidel está mal. Recientemente fue sacado del hospital y regresó a su casa, pero sigue delicado.

Y mal estarán los que de una u otra forma también les alcanzará este reportaje: Javier Herrera, que trabaja para ser diputado federal vía el PVEM, y Arturo Bermúdez que andaba en las mismas con un partido nuevo…entre otros.