El País y The Guardian difunden información relativa a uno de los episodios más oscuros y dramáticos de la política veracruzana, al revelar investigaciones relativas al homicidio de la periodista Regina Martínez en 2012, y la combina El País con referencias al exgobernador veracruzano Fidel Herrera (2004-2010). Aunque en realidad, al menos en la entrega de ayer no revelan nada adicional a lo conocido sobre Fidel Herrera, como que era considerado como un político muy corrupto y sus presuntos vínculos con agentes del crimen organizado. De lo primero se conocieron sus esfuerzos por dejar en el gobierno a quien como Duarte de Ochoa cubriría sus malos manejos del recurso público por haber sido parte de los desvío del erario veracruzano. Y respecto de sus presuntas relaciones con la delincuencia, fue asunto muy comentado desde su campaña política, y afloró con la masacre de Villarín. ¿Quién no recuerda aquel rumor de cuando la familia de un empresario secuestrado se acercó, esperanzada, a solicitar intervención, pero la recomendación que recibió fue que pagaran el recate? Se supone que lo publicado es solo una primera entrega de una investigación cuyos detalles ya conoce el presidente López Obrador, quien hizo referencia al caso hace algunos días. De ser así y no resulta un penoso parto de los montes, algunos ex colaboradores de Duarte volverán a los largos insomnios.