Al presidente López Obrador quizás se le dificulta el manejo de la administración pública, acaso tampoco se le da conocer a fondo los mecanismos financieros y económicos más elementales de un gobierno, pero todo eso es posible suplirlo atendiendo las recomendaciones de asesores duchos en esos temas. Lo imposible de regatear al jefe de las instituciones nacionales es su indiscutible pericia en el manejo de la mente colectiva, su afinada capacidad para mover los hilos más sensibles de la masa, su incuestionable habilidad para comunicarse con el “pueblo” y moverle sus fibras más sensibles; en suma, en materia de psicología social compite con mucha solvencia con el más experimentado de los propagandistas. AMLO Impone la agenda ciudadana a través de sus rutinarias mañaneras, en donde no habla a la razón sino al sentimiento de la gente del sector poblacional mayoritario del país. De esa motivación proviene la idea de agregar las encuestas de opinión sobre el desempeño de su gobierno, porque, además, sirven para alejar la atención del dramático acontecer pandémico.