Maradona, en Culiacán

Durante poco más de un año Diego Maradona dirigió al equipo de fut bol “Dorados”, de Culiacán, donde fue genio y figura y llevó a una final a ese equipo, un episodio inolvidable para los fanáticos de ese deporte por los matices que le imprimió la figura de fama mundial, ahora físicamente desaparecida. Fue manifiesta la gigantesca demostración de duelo durante los funerales del ídolo argentino, y la declaración de tres días de duelo en el país del extremo sur del continente, los comentarios y anécdotas sobre su persona ya se sabe que la muerte de un personaje como Maradona se apareja con el nacimiento del mito, lo cual da lugar a recordar aquella estrofa del poema A Gloria, de Díaz Mirón: “El mérito es el náufrago del alma: vivo, se hunde, pero muerto, ¡flota! Porque durante el tiempo de su estancia en México a nadie se le ocurrió homenajear al ídolo futbolístico, y muerto ahora quizás lo hagan, porque en México como en todo el mundo impera la consigna impresa en la naturaleza humana “no hay mejor indio que el indio muerto”.