Traer a México al general Salvador Cienfuegos significa un genuino éxito de las gestiones formuladas por la Secretaría de Relaciones y la Fiscalía General de México. Si otra cosa no ocurre, una vez desistido de sus acusaciones contra Cienfuegos su regreso a México es inminente, aunque se desconocen las causas que mediaron para el desistimiento de la Fiscalía de EEUU de los cargos en su contra, se bordaría en especulaciones buscándolas sin la información de Estado que soporta esa acción tan trascendente en las relaciones entre ambos países. Corresponde a la Jueza del caso el trámite final que traería a Cienfuegos a México, como “un acto de respeto a México… y a las fuerzas armadas del país», dijo Marcelo Ebrard. Pero en este caso hay más preguntas que respuestas sobre las “consideraciones importantes y sensibles de política exterior…” que decidieron ese desistimiento. Aquí si cabe aquello de que la política interior determina la exterior, por aquello de las presiones del ejército.
